En Corea la Iglesia se compromete con los enfermos de Hansen
© Padre Uribe. Dominio público |
Los leprosos, ¿ángeles? Por supuesto que sí. Para Luis Mari Uribe,
franciscano sacerdote de Gernika que dejó España hace 46 años para ir a vivir
con los enfermos de hansen (lepra) en Corea, estas personas son
ángeles, y los coreanos pobres que con su dinero ayudan a la leprosería, gente
de muy buena voluntad.
“Puedo certificar la generosidad de la gente coreana en respuesta
a estos marginados antiguos de su familia y de la sociedad -dice-, no sólo la gente
cristiana”.
Para este padre, la evangelización es un reto en las zonas
rurales coreanas: “En la vida del campo, de los que continúan
trabajando la tierra, ha entrado poco la Iglesia coreana. Los del campo tienen
poca conexión eclesial”.
“Las parroquias están en las ciudades y en pueblos que sean el
centro de un territorio rural. De esos centros parroquiales se llega al campo
mediante pequeñas capillas o estaciones misioneras atendidas por el párroco y
religiosas”, añade.
De todos modos la Iglesia es bien
reconocida por su labor de justicia social. Su
empeño en defensa de los pobres y de cuantos social, laboral y políticamente
sufrieron violencia en los tiempos ya pasados del sistema dictatorial atrajo a
mucha gente a la Iglesia y aumentaron los bautismos. “También
hoy día es la que más crece de número entre las diversas religiones del país”,
explica.
El Papa Francisco ha recibido recientemente a los obispos coreanos
de visita ad
Limina: "Seguid adelante. Nada de mundanidad espiritual, nada
de un catolicismo fácil, sin celo, nada de un bienestar religioso -les dijo-.
Amor a Jesucristo, amor a la Cruz de Jesucristo, amor a vuestra historia, que es una
historia de persecución y de martirio”.
Las palabras del Papa son un reto para la Iglesia coreana: “A
todos nos costará este empeño. A los obispos clero, religiosos y laicos. Bien cómodos
que estamos viviendo, quizá en la mundanidad que llama el Papa”.
Esta idea la explica también la coreana Clara Jin Hong, que ha
comentado con Aleteia que
hasta hace poco, “la Iglesia de Corea del Sur estaba representada por el
eslógan de “Corea dinámica”.
“Este maravilloso país asiático tiene lados menos atractivos
-explica-. La ideología del súper desarrollo excluye espacios para la
compasión, la caridad, la misericordia, la cercanía… generando una mentalidad
basada sobre una interminable competencia”.
¿Qué es la lepra?
Según la Organización Mundial de la Salud, la lepra -curable- es
una enfermedad crónica:
La lepra está causada por un bacilo de multiplicación lenta: Mycobacterium
leprae.
M. leprae se multiplica muy despacio y el periodo de incubación de
la enfermedad es de unos cinco años.
Los síntomas pueden tardar hasta 20 años en aparecer.
La enfermedad afecta principalmente a la piel, los nervios
periféricos, la mucosa de las vías respiratorias superiores y los ojos.
Aunque no es muy contagiosa, la lepra se transmite por gotículas
nasales y orales cuando hay un contacto estrecho y frecuente con enfermos no
tratados.
El diagnóstico temprano y el tratamiento multimedicamentos siguen
siendo los elementos fundamentales para lograr la eliminación de la enfermedad
como problema de salud pública.
Si no se trata, la lepra puede causar lesiones progresivas y
permanentes en la piel, los nervios, las extremidades y los ojos.
Según las últimas cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2019, se detectaron un total de 202.185 nuevos casos de lepra o enfermedad de Hansen en 120 países del mundo. Pero debido al enorme estigma que históricamente la ha acompañado, podría haber muchos más y que no han sido diagnosticados ni tratados.
Miriam Díez Bosch
Fuente: Aleteia