“¡Padres, no os excluyáis de la vida de vuestros hijos!”, afirmó el Cardenal Osoro
Imagen referencial. Crédito: Jessica Rockowitz / Unsplash |
A pocos días de
la Navidad, el Arzobispo de Madrid (España), Cardenal Carlos Osoro, llamó a los
padres de familia a no excluirse de la vida de sus hijos, sino a involucrarse
con amor, coherencia y testimonio; y exhortó a la sociedad a respetar el
derecho de los padres de enseñarles una “educación moral y religiosa”.
En su nueva
carta semanal titulada “La educación es la obra de amor”, el Cardenal Osoro
dijo que a poco de las vacaciones escolares por la Navidad es pertinente
recordar que la educación es quizás la obra de amor “que mayor arte
requiere”.
El Purpurado
llamó a los fieles a reflexionar y recordar junto al pesebre que son los padres
quienes “nos dieron la vida” y por eso, “tienen el derecho a darnos lo que
ellos, en conciencia, creen que alimenta nuestra vida y nuestro crecimiento
como personas”.
En ese sentido,
exhortó a la sociedad a tener presente que “hay un derecho de los padres que
hemos de respetar siempre: la educación moral y religiosa de sus hijos”.
“No valen
experimentos como si los niños y niñas fuesen cobayas de laboratorio”, subrayó
y recordó que los hijos “son personas que llegaron a este mundo por amor y la
educación es una prolongación de ese amor”.
El Cardenal
Osoro explicó que en la actualidad, “en distintos lugares del mundo”, se pueden
observar las “consecuencias dramáticas de la manipulación educativa”. Se
refirió al lamentable mayor número de “expertos” que han ocupado “el papel que
deben tener los padres” y hacen caminar a niños y jóvenes “por itinerarios que
se desarrollan dictatorialmente con un pensamiento único”.
Al respecto,
afirmó que hoy la “alianza que hubo entre la escuela y la familia se ha ido
rompiendo con unos pretextos insostenibles”. Explicó que “en estos últimos
tiempos”, muchos han tratado de “acallar a los padres” alegando supuestamente
defender a las jóvenes generaciones de “unos supuestos daños que pudieran
producir sus modos de educar”.
Luego, se
dirigió a los padres para recordarles que son “los primeros y principales
educadores”, y los animó a no dejar “esta responsabilidad tan fundamental” en
otros, sino pedir y buscar la educación que consideran “más idónea” para sus
hijos. “Insisto en que tenéis el derecho a educarlos conforme a vuestras
convicciones morales y religiosas”, dijo.
“¡Padres, no os
excluyáis de la vida de vuestros hijos!”, afirmó el Cardenal Osoro y los llamó
a “favorecer siempre la armonía, la colaboración y el diálogo entre la familia
y la escuela”.
“Hay un derecho
a la educación que se asegura respetando y reforzando el derecho primario de
las familias a la educación. Vosotros sois expertos en el amor”, agregó.
El Purpurado
insistió en que los padres no renuncien “a la misión educativa: la tenéis que
sostener, la tenéis que acompañar, la tenéis que guiar”, en especial, luego de
reconocer quiénes influyen en la educación y cuáles son los peligros a los que
se ven expuestos los hijos.
“Es verdad que
habrá que inventar o reinventar métodos y buscar nuevos recursos. Es bueno que
os preguntéis sin miedos, ¿quiénes se ocupan hoy de dar diversión y
entretenimiento a vuestros hijos?, ¿quiénes entran en las habitaciones de
vuestros hijos?”, cuestionó.
“Ciertamente a
sus habitaciones entran extraños, pues a través de las pantallas se les
proponen guías para sus tiempos libres, fórmulas para ser felices, mundos que
en muchas ocasiones nada tienen que ver con lo que deseamos para ellos”,
respondió.
Por eso, el
Arzobispo de Madrid recordó que el Papa Francisco enseñó la importancia de
“generar procesos, más que dominar espacios”, algo que se aplica también en la
educación de los hijos.
Explicó que
“hay que educar generando vida, pero con mucho amor; hay que hacer vivir
procesos de libertad, procesos para cultivar la autonomía; hay que generar
procesos de maduración en la libertad y capacitar a niños y jóvenes para que,
en toda clase de situaciones en las que puedan encontrarse en la vida, miren
también a los demás”.
Además, llamó a
priorizar el conocer y cuidar el alma y sueños de sus hijos, sobre el enseñar
conceptos o conocimientos. “Os dais cuenta de cómo nuestras preocupaciones muy
a menudo están en ‘¿dónde está mi hijo físicamente en estos momentos?’, y no en
la más importante pregunta de ‘¿dónde está su alma? ¿Qué convicciones y
proyectos tiene?”, reflexionó.
“¡Qué fuerza
tiene hablar y llegar a un consenso mundial para que la educación restablezca
lazos en toda la familia humana!”, dijo y recordó que “este pacto requiere el
esfuerzo de todos: familia, escuela, Administración, el mundo de la
cultura”.
Frente a los
retos actuales, aseguró que hoy más que nunca “necesitamos una educación que
pone en el centro a la persona, en su realidad integral; que la lleva al
conocimiento de sí misma y de la casa común en la que vive; que hace que se
preocupe por los demás”.
Además, recordó
la urgencia de que existan “educadores fraguados en una rica humanidad”, que
estén aptos para cumplir las exigencias de “esta obra de amor que es la
educación”. Esta “humanidad” está conformada por “tres dimensiones”: despertar
“pasión”, ponerse “junto a los jóvenes en su camino” y promover “el crecimiento
en todas las dimensiones de la persona”.
En ese sentido,
los padres y educadores deben recordar que en el mundo de hoy “no solo hacen
falta sabios, que también, y no solo hay que enunciar valores, que también,
sino que sobre todo hacen falta testigos. Nadie puede dar crecimiento a otro
sin coherencia y testimonio”, concluyó.
Por Cynthia
Pérez
Fuente: ACI Prensa