Que la comunidad internacional intensifique aún más los esfuerzos de cooperación, para que todos tengan acceso rápido a las vacunas, no por conveniencia, sino por justicia
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Ayer se publicaron
dos documentos de la Pontificia Academia para la Vida y de la Comisión Vaticana
Covid-19 sobre los malestares y patologías provocadas por la pandemia en niños
y adolescentes. El llamamiento a una vacunación equitativa, especialmente en
los países pobres, y al apoyo de los gobiernos y parroquias a los niños que han
quedado huérfanos o víctimas de la violencia. También la exhortación a dejar
las escuelas abiertas: "Que cerrarlas sea el último recurso"
Vacunarse
es "un acto de amor". Lo había dicho el Papa exhortando a una campaña
de vacunación seria e igualitaria, especialmente para las poblaciones más
pobres, y ahora lo reitera la Santa Sede, mientras se llevan a cabo campañas de
vacunación incluso para los niños en todo el mundo. En un breve comunicado, la
Santa Sede reafirma "la posición favorable" a las vacunas anti Covid.
“El Santo Padre - se lee - ha definido la vacunación como un acto de amor, ya
que tiene como objetivo proteger a las personas contra el Covid-19. Además,
recientemente reiteró la necesidad de que la comunidad internacional intensifique
aún más los esfuerzos de cooperación, para que todos tengan acceso rápido a las
vacunas, no por conveniencia, sino por justicia”.
La Academia para la Vida y la Comisión Covid a favor
de los niños
El
comunicado del Vaticano se publica hoy - un año después de la divulgación de
las notas sobre el mismo tema por parte de la Congregación para la Doctrina de
la Fe y las Pontificias Academias de Ciencias y Ciencias Sociales - con motivo
de la publicación de dos documentos de la Pontificia Academia para la Vida
(PAV) y la Comisión vaticana Covid-19, establecida y operativa dentro del
Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral. Ambos textos centran su atención
en esa "pandemia paralela" que ha golpeado duramente a la ya frágil
categoría de niños y adolescentes, obligados a modificar hábitos y estilos de
vida, con graves consecuencias como malestares y patologías, sumamente diversificadas
según la edad y condiciones sociales y ambientales.
Distribución equitativa de vacunas
En
ambos textos se habla de traumas, estrés, duelos familiares, abusos
psicológicos y sexuales durante el confinamiento, retroceso escolar, problemas
relacionales y, en ese sentido, se ilustran propuestas y soluciones concretas
para hacer este pasaje menos traumático, también para los adultos. El primer
paso es una distribución justa de la vacuna, porque - dice el texto de la
Comisión Covid - “los efectos nocivos del virus en los niños pueden mitigarse
por completo solo si se limita la propagación de Covid-19. Vacunarse es un acto
de amor, amor a uno mismo, amor a la familia y amigos, amor a todos los pueblos”.
La relación niños-escuela
No
se debe olvidar la cuestión de la relación entre los niños y la escuela. La
Comisión Covid pide que se proteja a los niños que han sufrido traumas cuando
se reabran las escuelas. Muchos, de hecho, han sufrido "traumas"
durante el encierro, "incluidos abusos físicos y sexuales". En
particular, hay niñas que "tal vez nunca vuelvan a la escuela debido a los
desafíos específicos que enfrentan". Por lo tanto, las escuelas deben
trabajar "para atender las necesidades de los niños afectados por traumas
y ayudar a los que se enfrentan a barreras para el acceso y la participación en
la escuela", insta el documento.
Por
su parte, el texto de la PAV aborda el tema desde más atrás, es decir,
partiendo de la decisión de cerrar las escuelas, hecha de diferentes formas y
en diferentes momentos en el mundo, e indicada por la comunidad científica ante
la necesidad de evitar la propagación de la infección en las comunidades. Una
experiencia eficaz para controlar la infección y aplanar la curva de contagio,
pero que, por otro lado, también ha provocado graves efectos. Por ello, la
Academia de la Vida pide que "en el futuro sólo se considere como última
alternativa a adoptar en casos extremos y sólo después de experimentar otras
medidas de control de la epidemia, como una disposición diferente de las aulas
y locales, de los medios de transporte y de toda la organización de la vida
escolar y sus horarios".
Relaciones sociales interrumpidas
"Allí
donde las medidas de contención han obligado a los muchachos a la práctica
habitual -y a menudo inestable- de la enseñanza a distancia, el empobrecimiento
del aprendizaje intelectual y la privación de las relaciones formativas se han
convertido en una evidencia compartida", dice el documento, que sin
embargo alaba el uso de los medios tecnológicos y los recursos de la red que
han hecho posible la enseñanza a distancia. Sin embargo, esto "no es
suficiente": "El cierre de escuelas también ha interrumpido las
relaciones sociales o las ha mutilado gravemente", subraya el texto. Es
evidente a los ojos de los educadores, los médicos, los padres y los
trabajadores sociales "la acumulación de frustración y desorientación,
especialmente entre los adolescentes, particularmente agravada por contextos
previos de pobreza y malestar social". La falta de interacción
multidimensional en la relación educativa y en la relación social demuestra un
impacto negativo en el sentimiento de calidad de vida, en las motivaciones de
la formación de la persona, en el cuidado de la responsabilidad social".
"No podemos dejar de insistir en que la asistencia diaria a la escuela no
es sólo una herramienta educativa” afirma la PAV. "Para todos, pero
especialmente en la adolescencia, es también una "escuela de vida",
de relaciones, amistades y educación emocional".
Ejemplos de resiliencia
En
medio del malestar general, sin embargo, han surgido ejemplos positivos de
"resiliencia" creativa e ingeniosa, como los niños que con una
“conmovedora obstinación l", recorren kilómetros a pie para llegar a la
escuela, o los profesores itinerantes que alcanzan a pequeños grupos de alumnos
en sus pueblos, por los medios más diversos.
"Los
niños tienen que ir a la escuela. Que los niños vayan a la escuela", es
este el llamamiento de la Academia Pontificia. "Que la escuela sea un
ambiente saludable, donde se aprendan los conocimientos y la ciencia de la
convivencia y las relaciones. Que los más jóvenes tengan buenos profesores,
atentos a los talentos de cada uno y dotados de paciencia y escucha".
Apoyar y acompañar a los huérfanos del Covid
En
la reflexión de ambos documentos no se olvida la delicada cuestión de los niños
huérfanos de padres fallecidos a causa de Covid, para los que piden
"reforzar los sistemas que promueven el cuidado de los niños en el seno de
la familia". "Debe hacerse todo lo posible para evitar la separación
de los niños y proporcionar asistencia a los padres supervivientes o a las
familias de acogida o adoptivas", se lee en el documento, que cita la
campaña lanzada por Catholic Relief Services y sus socios,
"Changing the Way We Care", que contiene recursos útiles sobre
cómo los gobiernos pueden garantizar que los niños permanezcan con sus
familias. "Los niños en duelo deben recibir apoyo psicosocial".
El
llamamiento se dirige especialmente a las diócesis y parroquias que "deben
estar preparadas para intervenir rápidamente cuando las familias se vean
afectadas por Covid-19". La intervención implica la creación de equipos de
respuesta rápida para identificar preventivamente a las familias en riesgo,
proporcionarles oración y asistencia, guiarlas en el proceso de duelo y
apoyarlas después de la pérdida. "La aparición repentina de la pobreza
puede aumentar el riesgo de que un niño sea separado de su familia",
advierte la Comisión Vaticana. "Garantizar un cuidado seguro y enriquecedor
en el seno de la familia debe ser una prioridad para la Iglesia". Por
ello, los miembros de las parroquias pueden movilizarse para garantizar que los
niños afectados por el coronavirus permanezcan bajo el cuidado de la familia y,
en caso de fallecimiento de uno de los padres o cuidadores, las iglesias
también pueden ayudar a identificar y apoyar a los familiares que cuidarán del
niño, o apoyar su acogida o adopción. En este último caso, se les pide que
encuentren una familia cariñosa para el mayor número posible de niños huérfanos
y que se haga un pasaje de los orfanatos a otros órganos comunitarios, como
guarderías o proveedores de servicios sociales.
Las pequeñas víctimas de la violencia
Para
proteger a estos niños, así como a los que son víctimas de la violencia, la
explotación y el abandono, los dos organismos de la Santa Sede piden un mayor
gasto presupuestario. "La protección de la infancia suele ser poco
prioritaria y recibe una financiación mínima del gobierno. Los gobiernos deben
desarrollar, reforzar y financiar sus sistemas de protección de la
infancia", señala el documento de la Comisión. Mientras que el documento
de PAV enumera algunos datos reales, como el aumento del 40-5% de los casos de
violencia doméstica directa o pasiva durante el confinamiento, o el aumento del
20% de las solicitudes de ayuda sólo en los primeros días de los cierres. A
esto se suma el aumento del estrés de los padres tras un periodo prolongado de
encierro, que ha afectado directamente al bienestar mental de los niños.
También se pide a las parroquias que "trabajen para reducir la
banalización de la violencia contra los niños dentro y fuera de la
familia", tal vez creando espacios seguros y grupos de apoyo donde los
niños en riesgo puedan recibir asesoramiento, reduciendo también el aislamiento
social provocado por la emergencia sanitaria. "Las iglesias también pueden
identificar a los niños en riesgo de violencia y proporcionarles apoyo directo
o ponerlos en contacto con los programas y servicios disponibles", dice
otro pasaje del texto.
Programas de asistencia social
El
documento pide se combinen las transferencias monetarias para los pobres con
programas de asistencia social complementarios, como el apoyo psicosocial y la
crianza positiva. Iniciativas que "abordan las importantes barreras no
financieras a las que se enfrentan los niños pobres y sus familias".
Un amplio pasaje del documento de la Academia de la
Vida está dedicado a las familias, instándolas a cuidar las relaciones
familiares, a transmitir la fe en el Dios de la vida y a educar a los más
jóvenes en la globalidad y fraternidad universal.
Salvatore
Cernuzio - Ciudad del Vaticano
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