Francisco compartió con la asociación tres palabras claves: crisis y heridas pero sobre todo la palabra "clave" en la pastoral familiar: acompañar
Matrimonio en crisis |
Reunido en el
Aula Pablo VI con la Asociación Retrouvaille, el Papa recordó el valor de las
heridas familiares que, si se ponen al servicio de los demás, ayudan a sanar a
uno mismo y a los que le rodean. E invita a "perder tiempo" para
acompañar a los cónyuges en crisis con paciencia, respeto y disponibilidad.
El Papa se encontró
con 600 miembros de la asociación, "Retrouvaille". El programa Retrouvaille, que como lo indica la palabra en francés
significa redescubrir. Es un programa que ayuda y asiste a las parejas que
están pasando una crisis matrimonial y desean “redescubrir su relación en base
al diálogo a través de sentimientos”.
Como lo
indica uno de los
sitios de la asociación, el programa inicia con un fin de semana de
retiro y le sigue un proceso semanal de seguimiento o acompañamiento dividido
en 12 sesiones. No hace distinción de parejas, pueden estar casadas por
la Iglesia, en unión libre, casados por el Civil o segundas nupcias. La
única condición es que estén dispuestas a trabajar por recuperar su relación.
En el año de la
Familia Amoris Laetitia, el Papa expresó su alegría de saber que se lleven a
cabo este tipo de encuentros, para ayudar a los cónyuges que atraviesan una
grave crisis en su relación:
"Esto es
muy importante, no debemos tener miedo a la crisis. La crisis nos ayuda a
crecer y lo que tenemos que cuidar es no caer en el conflicto, porque cuando
caes en el conflicto cierras tu corazón y no hay solución al conflicto o casi
no hay solución; en cambio, la crisis te hace bailar un poco, te hace sentir lo
malo a veces, pero puedes salir de la crisis, siempre y cuando salgas mejor. No
podemos salir igual: o salimos mejor o peor. Esto es importante. Y es difícil salir
de la crisis solo, todos debemos salir siempre en crisis. Me gusta eso...
[aplausos] ¡No tengas miedo de la crisis, ìten miedo del conflicto!"
Crisis
En el discurso,
el Pontífice compartió con los presentes una de las tres palabras claves para
él: la primera es crisis.
Una palabra,
que como dijo Francisco, se ha utilizado tanto desde que comenzó la pandemia.
Pero hoy, en este encuentro, se nos invita, a “considerar la crisis como
una oportunidad, en este caso una oportunidad para dar un salto cualitativo en
las relaciones, sí una oportunidad dolorosa pero una oportunidad". Sobre
las crisis familiares, la Exhortación Amoris laetitia dedica una sección.
Heridas
El Papa
mencionó además que hay otra palabra que les quiere compartir: heridas. Porque
las crisis producen “heridas en el corazón y en la carne”. "Heridas"
es una palabra clave para las parejas, forma parte del vocabulario diario de
Retrouvaille, les señaló, de su historia, son parejas heridas que han
pasado por la crisis y se han curado; "y por ello son capaces de ayudar a
otras parejas heridas”, manifestó. .
Este es el don
de la asociación, afirmó, la experiencia que han vivido y puesto al servicio de
los demás, es un don “precioso tanto a nivel personal como a nivel eclesial.
Hoy hay una gran necesidad de personas, de cónyuges que sepan dar testimonio de
que la crisis no es una maldición, es parte del camino, y una oportunidad, y
también nosotros, sacerdotes y obispos, debemos recorrer este camino, mostrar
que la crisis es una oportunidad. De lo contrario, seríamos sacerdotes u
obispos encerrados en nosotros mismos, sin un verdadero diálogo con los demás.
En el diálogo real siempre hay crisis. ”. Pero para ayudar a otras
parejas, no basta con tener la intención, pues se convierte en un “discurso teórico,
una exhortación piadosa", señaló el Pontífice, es necesario haber
experimentado la crisis, para poder dar testimonio, ser “testigos de la vida”,
compartiendo su experiencia, la ponen al servicio de los demás.
Francisco,
agradeció a la Asociación, la "yuxtaposición de los dos textos bíblicos:
el del buen samaritano y el de Jesús resucitado mostrando sus heridas a los
discípulos", porque le ha permitido al Papa, "ver mejor el
vínculo entre el buen samaritano y Cristo resucitado, y a ver que este vínculo
pasa por las heridas, las llagas", y expresó:
"En el
personaje del buen samaritano se ha reconocido siempre a Jesús, incluso en los
escritos de los Padres de la Iglesia. Su experiencia nos ayuda a ver que ese
samaritano es Cristo resucitado, que conserva las heridas en su cuerpo glorioso
y que por eso mismo es capaz -como dice la Carta a los Hebreos (cf. 5,2)- de
sentir compasión por ese herido abandonado en el camino, por las heridas de
todos nosotros".
Acompañar
Después del
binomio "crisis-herida", Francisco les compartió otra palabra, que es
"clave" en la pastoral familiar: acompañar.
Esta palabra
fue una de las más importantes del proceso sinodal 2014-2015 sobre la familia,
del que salió la Exhortación Amoris laetitia. Un acompañar, no sólo por
parte de los pastores que les toca porque así lo indica su ministerio; “pero
también implica a los cónyuges en primera persona, como protagonistas de una
comunidad que "acompaña". "Su experiencia es un testimonio
concreto de ello. Es una experiencia que nace "desde abajo", como
suele ocurrir cuando el Espíritu Santo hace surgir nuevas realidades en la
Iglesia que responden a nuevas necesidades”.
La Asociación
"Retrouvaille", se dedica a acompañar a tantas parejas en dificultad
o ya divididas. Francisco al respecto mencionó otro icono bíblico:
"Jesús
resucitado con los discípulos de Emaús. Jesús no aparece desde arriba, desde el
cielo, para decir con voz atronadora: "¿Adónde van? ¡Vuelvan!" No.
Camina junto a ellos por el camino, sin ser reconocido. Escucha su crisis. Les
invita a contar, a expresarse. Y entonces les redime de su necedad, les
sorprende revelándoles una perspectiva diferente, que ya existía, que ya estaba
escrita, pero que no habían entendido: no habían comprendido que Cristo tenía
que sufrir y morir en la cruz, que la crisis forma parte de la historia de la
salvación, esto es importante: la crisis forma parte de la historia de la
salvación. Y la vida humana no es una vida de laboratorio o una vida aséptica
con nada, todo... como empapado en alcohol para que no sean cosas extrañas, no.
La vida humana es una vida en crisis, una vida con todos los problemas que se
presentan cada día. ... Y entonces ese hombre, ese caminante se detiene a
comer con ellos, se queda con ellos: pierde el tiempo con ellos".
Acompañar, para
Francisco significa "perder el tiempo" para estar cerca de las
situaciones de crisis. Y a menudo, afirmó, se necesita mucho tiempo, se
necesita paciencia, respeto, disponibilidad, y todo esto hace parte del
acompañar.
Patricia Ynestroza-Ciudad del Vaticano
Vatican News