La mañana de este jueves, 4 de noviembre, el Santo Padre volvió a recordar la importancia de fomentar la Protección de Menores redescubriendo nuestra vocación de "artesanos de la educación"
El Papa Francisco en oración por las víctimas de los abusos de menores en la Iglesia |
La ocasión fue la Conferencia “Promover la protección de Menores en
el tiempo del Covid-19 y más allá”, que se lleva a cabo en Roma, con la
participación de representantes del Parlamento Europeo e Italiano y la Policía
Postal.
“Que la Protección de los
Menores se convierta cada vez más en una prioridad ordinaria de la actividad
educativa de la Iglesia; que sea la promoción de un servicio abierto, fiable y
autorizado, en firme contraste con toda forma de dominación, desfiguración de
la intimidad y silencio cómplice”, lo escribe el Papa Francisco en su Mensaje
a los participantes en la Conferencia “Promover la protección de Menores en el
tiempo del Covid-19 y más allá”, organizada por la Comunidad Papa Juan
XXIII con la Acción Católica Italiana y el Centro Deportivo Italiano, en
colaboración con el Centro de Victimología y Seguridad de la Universidad de
Bolonia, Italia.
La participación activa del pueblo de Dios en la Protección
Al inicio de la Conferencia, se dio lectura al Mensaje del Santo
Padre a los participantes reunidos en la Sala San Pío X del Dicasterio para la
Comunicación. A ellos, el Pontífice les recordó que, "mirando hacia el
futuro nunca será poco todo lo que se haga para generar una cultura capaz de
evitar que estas situaciones no solo no se repitan, sino que no encuentren
espacios para ser encubiertas y perpetuarse”. Por ello, hoy al reflexionar
juntos y recoger los frutos de dos años de escucha, investigación y formación,
es importante resaltar que este trabajo comenzó "desde abajo", como
expresión de la participación activa del pueblo de Dios en el camino de
conversión personal y comunitaria. “Un camino que, como Iglesia – precisa el
Papa – estamos llamados a recorrer todos juntos, solícitos por el dolor y la
vergüenza de no haber sido siempre buenos custodios, protegiendo a los menores
que se nos confían en nuestras actividades educativas y sociales”.
La formación para erradicar la cultura de la muerte
Asimismo, el Papa Francisco señala que, este proceso de conversión
requiere urgentemente una formación renovada de todos los que tienen
responsabilidades educativas y trabajan en ambientes con menores, en la
Iglesia, en la sociedad, en la familia. “Sólo así – subraya el Papa – será
posible erradicar la cultura de la muerte que conlleva toda forma de abuso
sexual, de conciencia o de poder”. Por ello, el Pontífice recuerda que, “si el
abuso es un acto de traición a la confianza, que condena a muerte a quien lo
sufre y genera profundas grietas en el contexto en el que se produce; la
prevención debe ser un proceso permanente de promoción de una fiabilidad
siempre renovada y cierta hacia la vida y el futuro, con la que los menores
deben poder contar”.
Fomentar la prevención como artesanos de educación
Es precisamente esta la tarea que tenemos como adultos, indica el
Santo Padre, es decir, fomentar la prevención, y estamos llamados a
garantizarles, redescubriendo nuestra vocación de "artesanos de la
educación" y esforzándonos por ser fieles a ella. “Esto significa fomentar
la expresión de los talentos de quienes acompañamos; respetar su tiempo, su
libertad y su dignidad; oponerse con todos los medios a las tentaciones de
seducción e inducción, que sólo aparentemente pueden facilitar las relaciones
con las generaciones más jóvenes”.
Los jóvenes nos piden un paso decisivo de renovación
El Santo Padre también dirige su mirada de confianza y esperanza,
a los muchos jóvenes que forman parte de este Proyecto y precisa que, “son
sobre todo ellos los que nos piden un paso decisivo de renovación frente a las
heridas de los abusos encontrados en sus compañeros”. La contribución de los
jóvenes, por lo tanto, agrega el Papa, será inestimable para reconocer las
situaciones de riesgo y para llamar con valentía a toda la comunidad a su
responsabilidad en la protección de los menores, para revisar la forma de
relacionarse con las generaciones más jóvenes, para que puedan volver a tener
la seguridad de la belleza de encontrarse, hablar, jugar y soñar.
Como adultos sigamos siendo creíbles y coherentes
Finalmente, el Papa Francisco concluye su Mensaje deseando a los
adultos que han compartido este recorrido con los jóvenes que sigan siendo
creíbles, es decir, responsables en su cuidado y coherentes en su testimonio.
“Que sean promotores y custodios de una renovada alianza educativa entre las
generaciones y entre los diferentes contextos en los que crecen los menores,
capaz de estimular entre ellos una conexión generativa y protectora,
especialmente en este complejo tiempo de pandemia”. A ellos, como asociaciones
de laicos, los anima a perseverar en esta acción de formación en la
corresponsabilidad, el diálogo y la transparencia; y se despide asegurándoles
sus oraciones, impartiendo su bendición y deseándoles una Conferencia
fructífera, que sea una base sólida para continuar juntos nuestro servicio a
los niños y jóvenes, a las familias y a toda la comunidad eclesial y civil.
Renato Martínez - Ciudad del Vaticano
Vatican News