El Papa Francisco recibió en el Palacio apostólico del Vaticano a un grupo de miembros de la Biomedical University Foundation, de la Universidad Campus Biomédico de Roma (Italia).
Papa Francisco. Crédito: Daniel Ibáñez / ACI Prensa |
El Papa Francisco animó a “poner al enfermo antes que la
enfermedad”, algo fundamental “para que un cuidado sea verdaderamente tal,
verdaderamente integral, verdaderamente humano”, algo que según recordó “a esto
os animó el Beato Álvaro del Portillo: a poneros cada día al servicio de las
personas en su totalidad”.
El Campus Biomédico es una Universidad situada en Roma (Italia)
que fue promovida por el beato Álvaro del Portillo, según la espiritualidad de
la Prelatura del Opus Dei.
“El amor por el hombre, sobre todo en su condición de fragilidad,
en la que brilla de manera viva la imágen de Jesús crucificado, es lo
específico de una realidad cristiana que no debe perderse nunca”,
aseguró.
Por eso el Papa Francisco destacó que tanto la Fundación Campus
Biomédico y la sanidad católica en general están llamados a “testimoniar con
los hechos que no existen vidas indignas o descartables, porque no responden a
un criterio de utilidad o exigencia del provecho”.
“Estamos viviendo una cultura del descarte, esto es lo que se
respira y debemos reaccionar contra esa cultura del descarte”, apuntó.
E insistió en que la sanidad, y en especial la que de inspiración
cristiana, debe ser un lugar en la que se practica el “cuidado de las
personas”, y en donde se pueda decir que no se ven enfermos o médicos, sino
personas que se acogen y ayudan: aquí se toca con la mano la terapia de la
dignidad humana”.
“Y con esta [la dignidad humana] no se negocia, se defiende
siempre”, aseguró el Papa.
Además les animó a poner en el centro a la persona sin olvidar la
importancia de la ciencia y de un “desarrollo humano de la investigación” en
especial con las llamadas “enfermedades raras, que no se sabe qué son porque no
se ha investigado para comprenderlas”.
El Papa Francisco también aseguró que la pandemia nos ha mostrado
la importancia de conectarnos, de colaborar, de afrontar unidos los problemas
comunes.
“La sanidad, en particular la católica, tiene y siempre tendrá la
necesidad de estar en red, que es un modo de decir juntos. No es un momento de
seguir de manera aislada el propio carisma. La caridad exige el don: el saber
se comparte, la habilidad se comparte, la ciencia se pone en común”,
afirmó.
Y por eso aseguró en relación con las vacunas que “es urgente
ayudar a los países que tienen menos”, algo que “se debe hacer con planes de
miras abiertas, no sólo motivados por la prisa de las naciones bienestantes de
estar más seguras”.
“Las medicinas se distribuyen con dignidad, no como limosnas
piadosas. Para hacer el bien de verdad, hace falta promover la ciencia y su
aplicación integral: comprender los contextos, arraigar las curas, hacer crecer
la cultura sanitaria. No es fácil, es una verdadera misión, y deseo que la
sanidad católica sea siempre en este sentido más activa, como expresión de una
iglesia en salida”; destacó .
Por eso animó a los miembros del Campus Biomédico a “seguir en
esta dirección, acogiendo vuestro trabajo como un servicio a las inspiraciones
y a las sorpresas del espíritu, que durante el camino se hace encontrar con
tantas situaciones necesitadas de cercanía y de compasión”.