Este 15 de octubre la Iglesia ha celebrado la fiesta de una de las grandes santas de la Iglesia y también de España. Se trata de Santa Teresa de Ávila, reformadora del Carmelo, mística y autora de grandes tratados de espiritualidad.
Santa Teresa, una de las grandes místicas y doctora de la Iglesia |
Las
dos Teresas fueron grandes contemplativas, y sobre todo grandes amantes de
Cristo… y ambas tienen mucho que enseñar al pueblo de Dios y al mundo entero.
El
padre Ed Broom, oblato de María Inmaculada y autor prolífico de temas
devocionales y de evangelización, rinde homenaje a Santa Teresa de Jesús en Catholic Exchange destacando diez de sus grandes contribuciones
a la Iglesia y a todo católico como un modelo de santidad.
1. Oración
Una
de las señas de identidad clave de las alturas espirituales de Santa Teresa de
Ávila es la importancia de la oración. Una de las lecciones que nos deja
es precisamente la perseverancia en la oración. "Debemos tener la determinación decidida de nunca dejar de orar”, dijo
la santa española.
Jesús
enseñó esta verdad de suma importancia en la parábola de la insistente viuda y
el juez. Esta viuda, debido a su obstinada y tenaz insistencia, finalmente ganó
la ayuda de este juez de corazón frío. (Lucas 18: 1-8). Santa Teresa insiste en que nunca
hay que rendirse en la oración. Una analogía: lo que el aire es para los
pulmones, también lo es la oración para el alma. Los pulmones sanos necesitan
aire puro y constante; el alma sana debe respirar constantemente a través de la
oración: ¡el oxígeno del alma!
2. Definición de oración
Santo
Tomás de Aquino ofrece un consejo sencillo pero muy sólido: define el tema
antes de empezar a hablar de él. Al hacer esto se puede evitar mucha confusión.
Santa Teresa de Jesús da una de las mejores definiciones clásicas de oración en
la historia del catolicismo. "La
oración no es más que pasar mucho tiempo a solas con la persona que sé que me
ama". “¿Un breve resumen? ¡Dos amigos se aman! Jesús mismo llamó
amigos a los apóstoles, ¡así que tú estás llamado a ser amigo de Jesús!”,
explica el padre Broom.
3. Amor por Jesús
Santa
Teresa ofrece una pista para el crecimiento de la oración. Esta doctora de la
Iglesia dijo que encontró
muchas gracias meditando sobre la humanidad de Jesús. Pasar tiempo con
Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre y entablar un coloquio con Él es un camino
seguro para crecer en la oración. “¡Inténtalo!”, pide este sacerdote oblato.
San
Ignacio de Loyola, en los Ejercicios Espirituales, insiste en pedir esta
gracia: “Conocimiento íntimo de
Jesús para que lo amemos más ardientemente y lo sigamos más de cerca”.
4. Amor por Jesús en sus sufrimientos
Parece
ser un denominador común en muchos santos —la llamada a contemplar el amor de
Jesús a través de su dolorosa Pasión— Padre Pío, Santa Catalina de Siena, Santa
Faustina y Teresa de Ávila. Teresa
tuvo una experiencia mística del Ecce Homo.
Ella vio a Jesús con Su Cabeza coronada y esto la movió a un mayor amor por
Jesús.
5. Espíritu Santo: el divino maestro en
oración
En
una ocasión la santa estaba realmente luchando con la oración y habló con un
sacerdote jesuita para pedirle consejo sobre cómo superar su lucha. Su consejo
fue simple y directo, ¡pero cambió su vida! El sacerdote insistió en rezar al Espíritu Santo. A
partir de ese momento, siguiendo este gran consejo de confiar en el Espíritu
Santo, la vida de oración de Teresa mejoró notablemente.
San
Pablo a los Romanos reitera el mismo punto: “De la misma manera, también
el Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad; porque no sabemos orar como
conviene, pero el Espíritu mismo intercede con gemidos inefables ”. (Romanos
8:26). Por ello, el religioso oblato aconseja dejarse guiar por el mejor de todos los maestros, el Maestro
Interior de la oración, el Espíritu Santo.
6. Dirección espiritual
Para
lograr un crecimiento constante en la vida espiritual hay que tener alguna forma de dirección espiritual. Todo
el mundo puede experimentar la ceguera espiritual. El diablo puede disfrazarse
o camuflarse como ángel de luz. Y cuanto más alto se escala en la vida
espiritual más sutiles son las tácticas y las seducciones del diablo, “que nos
busca como un león rugiente listo para devorarnos” (I Pedro 5: 8-9).
Durante
el transcurso de su vida, Santa Teresa de Ávila recurrió a varios directores
espirituales y algunos de ellos son ahora santos canonizados: San Juan de la Cruz (Carmelita), San Francisco de Borja (Jesuita), San Pedro de Alcántara (Franciscano),
y, finalmente, Jerónimo
Gracián, un conocido erudito y teólogo dominico. “Es cierto que todos no
podemos tener tres santos canonizados y un brillante teólogo dominico para
guiarnos, pero todos podemos y debemos encontrar alguna forma de dirección
espiritual periódica”, afirma Ed Broom.
7. Conversión y reforma
Un
hito importante en la vida de Santa Teresa de Ávila fue todo el concepto de
conversión o reforma. Con San Juan de la Cruz ella fue el principal instrumento
que Dios eligió para reformar la Orden Carmelita. Sin embargo, Teresa era muy consciente de
esta verdad: para convertir a los demás se debe comenzar por uno
mismo, ¡en esto trabajó durante todo el curso de su vida en la tierra!
8. Obras maestras espirituales: sus
escritos
Sin
duda una de las mayores contribuciones a la Iglesia y al mundo en general son
los escritos u obras
maestras espirituales de Santa Teresa de Ávila. Uno de sus temas básicos es
el de la importancia de la oración y el esfuerzo por profundizar cada vez más
en la oración hasta llegar a la Unión Mística con Jesús.
Cualquiera
que se tome en serio su vida de oración debería conocer los escritos de Teresa
y dedicar algún tiempo a leer algunos de ellos. ¿Cuáles son sus clásicos? Aquí
están: Vida de la Madre Teresa de Jesús, Camino
de la Perfección, Las moradas del
Castillo Interior o Fundaciones,
Además de estos textos también
escribió muchas cartas inspiradoras. “¿Quieres convertirte en santo?
¡Lee y bebe de los escritos de los santos, especialmente de los Doctores de la
Iglesia!”, recomienda el padre Broom.
9. La cruz como puente al cielo
Jesús
dijo: "Cualquiera que quiera ser mi seguidor debe negarse a sí mismo,
tomar su cruz y seguirme". Otro denominador común en la vida de los
santos es la realidad de la cruz. San Luis de Montfort bendeciría así a sus
amigos: "¡Que Dios los
bendiga y les dé muchas cruces pequeñas!"
Santa
Teresa vivió con un amigo constante: la cruz de Jesús. Su salud siempre fue muy
frágil; casi muere cuando era muy joven. Además, para que Santa Teresa de Ávila
llevara a cabo la Reforma del Carmelo sufrió constantes ataques y persecuciones
por parte de muchas monjas del convento que preferían un estilo de vida más
cómodo, de sacerdotes (carmelitas) y de otros eclesiásticos. En lugar de desanimarse confiaba
aún más en el Señor con gozo.
10. Nuestra Señora y San José
Durante
el transcurso de su vida religiosa, Santa Teresa de Ávila amó a la Santísima
Virgen María, como es común en la vida de los santos. El título de su devoción
mariana específica era Nuestra
Señora del Monte Carmelo. Una forma de mostrar este amor a la Virgen
es llevar el Escapulario del Carmen..
Además, Santa Teresa de Ávila cultivó un amor tierno y filial
por San José. Atribuyó su recuperación de una enfermedad
que casi acaba con su vida a la poderosa intercesión de San José. Además, a
cada nuevo convento que ella estableció le dio el nombre de San
José.
“Que
la gran mujer Doctora de la Iglesia, Doctora en oración, Santa Teresa de Ávila,
sea una inspiración constante para ti en tu propia peregrinación espiritual al
cielo. ¡Que ella os anime
a orar más y con mayor profundidad, a llegar a una conversión más
profunda de corazón, y finalmente amar a Jesús en el centro y manantial mismo
de vuestra vida!”, exhorta el padre Ed Broom.
J. L.
Fuente: ReL