En muchos artículos hemos hablado de las iglesias o capillas adornadas con exvotos, o salones enteros, veredas o museos, pero pocos saben que cosa es…
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Virgen del Parto con los exvotos. Ma. Paola Daud |
Un exvoto es
una manifestación de fe popular, un agradecimiento por un favor recibido.
Su denominación
viene del latín ex votum suscepto, que significa seguido o a continuación
de un voto. Votum, derivada a su vez del verbo vovere, que significa
“prometer”, “formular” (en el caso del catolicismo) una oración a un Dios.
He aclarado «en
el caso del catolicismo», porque la práctica es bastante antigua y ha
pertenecido a varias religiones, en diferentes formas, es un compromiso que el
creyente asume hacia la divinidad siempre que la misma atienda las peticiones,
o mejor dicho un agradecimiento por una gracia recibida.
Generalmente
las civilizaciones egipcias y mesopotámicas ofrecían como exvoto: estatuillas
que representaban a personas o animales, alimentos, armas y otro tipo de
ofrendas.
En cambio los
creyentes católicos agradecían a la Virgen María o a algún santo la curación de
una enfermedad o la bendición por un milagro recibido, un cuadro pintado,
medallas, rosarios, en raros casos también como en las antiguas civilizaciones,
muñecos, estatuillas, armas.
Santuarios
llenos
Un gran número
de exvotos están relacionados con el ámbito de la salud y, por lo tanto, entre
los diversos tipos de objetos votivos, predominan los exvotos anatómicos, que
representan en su gran mayoría el órgano enfermo, los objetos-signos de la
enfermedad, por ejemplo, instrumentos médicos, herramientas ortopédicas, etc.
Importantes
colecciones también ricas en pequeñas pinturas, notables testimonios de
religiosidad y arte popular, se pueden encontrar en muchos santuarios dedicados
a la Virgen María.
En este momento
me viene en mente la cantidad de exvotos que vi al visitar la Virgen de
Pompeya, asombrada de ver tantas historias de fe, algunas muy tristes y otras
que hacen pensar al a veces olvidado: «Pidan, y se les dará; busquen, y
encontrarán; llamen, y se les abrirá» (Mt. 7,7).
Maria Paola Daud
Fuente: Aleteia