En una entrevista durante el 52° Congreso Eucarístico Internacional en Budapest (Hungría), Barbara Heil, ex pastora protestante estadounidense habló sobre su camino hacia la fe católica y de la importancia de la Eucaristía para su vida y la de todos los fieles.
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La misionera estadounidense Barbara Heil en Budapest. Crédito: Solene Tadie - National Catholic Register |
“Perdí mis argumentos al estudiar la propia teología de la
Iglesia, y luego comencé a tener hambre de los sacramentos, a participar de la
Eucaristía. Fue entonces cuando me di cuenta de que la única forma en que voy a
disfrutar plenamente de lo que estoy aprendiendo sobre la Iglesia es realmente
entrar en la Iglesia”, continuó.
Barbara Heil, confirmada en la Iglesia Católica en 2013, es una
misionera que se encarga de difundir las enseñanzas fundamentales de la Iglesia
Católica a la mayor cantidad de personas posible a través de conferencias y
seminarios web en todo el mundo. Recientemente, participó como oradora
destacada del Congreso Eucarístico Internacional.
Al referirse sobre su salto de fe, reveló que tuvo “que renunciar
a todo de lo que formaba parte, porque estaba involucrada en un ministerio de
tiempo completo en la iglesia protestante”.
“No entendieron por qué me estaba convirtiendo en católica, así
que tuve que renunciar a todo y luego formar parte de una parroquia católica”,
dijo.
Heil también contó que no entró a la Iglesia gracias a católicos
que la ayudaron en su camino de conversión, sino por haber estudiado mucho las
enseñanzas de la Iglesia.
“Así que cuando llegué a la parroquia no conocía a nadie y,
además, me di cuenta que había estudiado las enseñanzas de la Iglesia más que
las personas del lugar, por lo que no fue fácil al principio”, contó.
Sin embargo, aclaró que, en su camino de conversión, fue
“absolutamente central el encuentro que tuve con Cristo en la Eucaristía muchos
años antes de entrar en la Iglesia”.
“Tuve ese encuentro. Entonces supe que Jesús estaba allí, incluso
más que muchos católicos. Entonces, cuando vengo a Misa, soy una gran
adoradora. Voy mucho a la adoración (…) así que sé que estoy con Cristo y
también sé que Cristo está conmigo. No lo dejo cuando dejo la Iglesia: Él va
conmigo; Él está conmigo; Él está en mí; me alimenta de sí mismo dándome su
Cuerpo y su Sangre. Y es real”, dijo.
Heil explica que cuando evangeliza no le preocupa “tratar de
convencer a alguien de que tengo razón”.
“Lo llevo en oración conmigo y permito que Dios ministre su
corazón. Y una vez que te hayas encontrado con Jesús, nunca volverás atrás. Por
eso quiero animar a buscar al Señor; pregúntale al Señor; comience a pedir [en
oración] al Señor. Simplemente reza; todos pueden rezar. Y lea las Escrituras y
vea lo que dice Jesús mismo”.
Heil aseguró al Register que Dios le ha encomendado seguir
compartiendo su fe, y por ello se dedica a hacer “muchas conferencias, muchos
retiros, doy clases en Zoom [videoconferencia] en línea”.
“No sé cómo lo hizo el Señor, pero casi de inmediato la gente
quiso escuchar lo que tenía que decir. Enseño las Escrituras y oro con la
gente”, dijo.
Aseguró también que en la Iglesia “necesitamos más gente
enseñando, más catequesis y no solo cosas filosóficas secas”.
“Desde que entré en la Iglesia, he visto muchos ministerios
comenzando a surgir, de laicos y personas en el sacerdocio y hermanas. Han
asumido esa carga de compartir con nuestro prójimo cuál es nuestra fe. Esto es
lo que enseñan los santos, estas son las enseñanzas de mi Iglesia, esto es lo
que dice la Escritura, y cuando tenemos ese encuentro profundo con Dios, nos
convertimos en todo lo que hablamos durante la Misa”, aseguró.
Al final de la entrevista, Heil dijo que “todo el mundo está
llamado a ser santo” y que “es Jesús quien quiere conocerme”.
“Si uno se encuentra seco en la fe o distraído, se debe acudir a
Jesús mismo y abrir la Escritura: comience con el Libro de Juan. Deja que esa
carta de amor de Dios empiece a hablarte, porque Él es para ti; no está contra
nosotros. Lo es tanto que se dio a sí mismo por nosotros. Entonces vemos la
plenitud de lo que está ofreciendo, y eso es amistad con Dios”, concluyó.
Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado
originalmente en National Catholic Register.
Fuente: ACI