El Papa envió
un mensaje a todos los fieles de “nuestra querida Corea del Sur en este día del
Jubileo”, en el bicentenario del nacimiento de San Andrés Kim Taegon
| Andrés Kim Taegon y sus Compañeros |
Agradeció a
toda la comunidad eclesial coreana por su gran generosidad a la hora de apoyar
la campaña de vacunación anti-covíd en favor de los países más pobres. Y se
auguró que se siga trabajando por la reconciliación en la península coreana.
En su mensaje a
la también comunidad coreana en Roma, el Papa elevó sus oraciones a Dios, por
haber regalado al pueblo de Corea del Sur, en la persona de San Andrés Kim “un
testimonio ejemplar de fe heroica y un incansable apóstol de la evangelización
en tiempos difíciles, marcados por la persecución y el sufrimiento de ese
pueblo”.
Andrés Kim
Taegon, primer sacerdote católico coreano, junto con sus Compañeros, “mostró
con alegre esperanza que el bien siempre prevalece, porque el amor de Dios
triunfa sobre el odio (Mc 1,21)”. Un testimonio actual afirmó el Papa, pues también
hoy, ante las múltiples “manifestaciones del mal que desfiguran el bello rostro
del hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, es necesario redescubrir la
importancia de la misión de todo bautizado, llamado a ser en todas partes un
obrero de la paz y de la esperanza, dispuesto, como el buen samaritano, a
inclinarse sobre las heridas de todos los que necesitan amor, ayuda o
simplemente una mirada fraterna”.
Corea en
tiempos de pandemia
El Papa
aprovechó la ocasión para “para agradecer de todo corazón a toda la comunidad
eclesial coreana su gran generosidad a la hora de apoyar la campaña de
vacunación anti-covíd en favor de los países más pobres”.
“Su
sensibilidad y atención a los miembros más débiles del Cuerpo de Cristo nos
anima a servir a los demás y, al mismo tiempo, representa una fuerte invitación
a un mayor compromiso con la causa de los últimos. Gracias”.
Trabajar por
reconciliación Península Coreana
Por último, el Pontífice mencionó su encíclica Fratelli Tutti, "no hay un punto final en la construcción de la paz social de un país, sino que es «una tarea que no da tregua y que exige el compromiso de todos". (n. 232). Espero, dijo, que quienes trabajan por la reconciliación en la península coreana continúen con el renovado compromiso de ser buenos pacificadores, “animando a todos a entablar un diálogo respetuoso y constructivo para un futuro cada vez más brillante”.
Vatican News