PODRÉ CON ELLO?
Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Después de la reelección de la priora, ella ha estado
ocupada en orar e ir hablando con cada una de las hermanas para organizar de
nuevo el monasterio, el cual está repartido en diferentes oficios, que también
rotan cada tres años. Y hoy es el día en el que cada hermana comenzamos ya
oficialmente en nuestro nuevo oficio.
En mi caso, la priora ha pensado que, junto con sor
Agustina, este trienio desempeñe el oficio de sacristana. Que juntas nos
encarguemos de todo lo necesario para celebrar la Eucaristía, de abrir, cerrar,
preparar el templo para cada celebración, asegurarnos de que todo está listo y
digno para lo más importante de nuestro día.
La verdad es que lo que siento es mucha ilusión,
aunque reconozco que a la vez me causa temblor. Creo que debe ser parecido a
cuando te dan un niño en brazos, que lo acoges con ilusión pero a la vez, ves
la magnitud y te causa temblor, miedo a no ser lo suficientemente responsable,
a equivocarte, a…
Pero en la oración, el Señor me regaló comprender que
es cierto que todo lo nuevo nos causa esto, y es normal. Sin embargo, la mejor
forma de vivir cada nuevo acontecimiento es vivir al día.
Es aquello del “solo por hoy”, porque la realidad es
que solo tengo hoy, y para hoy el Señor me regala Su Gracia para vivir y
disfrutar el día, para entregarme y ser feliz apostando por el Amor, y en Él
encuentra uno el descanso porque experimentamos la Bendición.
¿Y mañana? Mañana ya se ocupará Él de volvernos a
regalar la fuerza, la alegría y el amor que necesitaremos para desempeñar el día.
La felicidad está en vivir el presente, pues ahí es
donde está el Señor, que es el Eterno presente. Y así podemos dejar el pasado
en su Misericordia y el futuro en Sus manos. Y vivir el día dándole gracias
porque hoy nos demuestra que Él sí es capaz de hacer feliz.
Hoy el reto del amor es vivir el presente. La vida
siempre nos presenta nuevos desafíos, cosas nuevas que generan preguntas en
nosotros… pero no dejes que tu mente se preocupe por el mañana. Deja que Cristo
se ocupe de ti hoy… ¡así le estarás dejando que construya tu mañana!
¡Feliz día!
Fuente: Dominicas de Lerma