En su sitio
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Hola, buenos
días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
-Nos faltan
servilletas -me dijo sor Puri.
El comentario
me resultó francamente extraño: la hermana ropera, después de doblarlas, me
había pedido que las guardara. El montón era tan grande como siempre...
-Vamos a mirar
-respondí a nuestra mayor- porque yo las puse en su sitio...
Fuimos al
armario del refectorio (comedor). En su interior hay varios cajones. Muy
decidida, abrí el que tenía el letrero de “Servilletas”. ¡Ahí estaban todas,
metidas a presión de tantas que eran!
-Ese no es su
sitio -sonrió sor Puri muy divertida- Ese es el de las servilletas “de fiesta”.
Las normales van aquí.
Señaló otro
cajón en el que ponía... ¡“Servilletas”! Y que, lógicamente, estaba vacío y
triste... Ahora me explico yo porqué el otro no cerraba ni a martillazos...
Cada servilleta
tiene su lugar, ¡y así caben todas ampliamente y sin estrecheces! Esto me ha
llevado a orar un montón. Porque Cristo habla de que en la casa de su Padre
“hay muchas estancias”. ¡¡Qué bonito es saber que quiere que estemos cómodos!!
Pero ese Cielo,
¡comienza aquí! En efecto, la Iglesia es grande y amplia, con mil caminos y
vocaciones... ¡¡y también hay un sitio para ti!!
Cristo ha diseñado
tu hueco, un lugar en el que puedas estar amplio, en el que no tengas que
entrar a presión, ¡¡un lugar en el que tu alma respira a pleno pulmón!!
Jesús te ha
soñado desde toda la eternidad, ¡y te ha soñado con amor! Tal vez haya
servilletas con otros colores más llamativos, otros tejidos de calidad
diferente, pero Cristo ha preparado un sitio para ti y, si tú no lo ocupas, ¡se
quedará vacío! Él ha puesto en ti muchísimos dones y cualidades, con los que
podrás cumplir la misión que Él ha preparado para ti. De este modo, ¡darás
alegría y te llenarás de alegría!
Hoy el reto del
amor es dar gracias por tu lugar. ¡¡Hay un sitio con tu nombre en la Iglesia!!
Si ya lo has encontrado, agradece al Señor ese regalo, ¡y disfruta cumpliendo
tu misión! Y, si aún estás en búsqueda, ¡da gracias y confía, porque ese lugar
existe para ti! Da la mano a Cristo y deja que te guíe hasta ese “cajón” en que
tu corazón se ensanchará, ¡y será feliz amando! ¡Feliz día!
VIVE DE CIRSTO
¡Feliz día!
Fuente:
Dominicas de Lerma