Ninguno se salva solo: o nos salvamos en comunidad o no nos salvamos
“Con la esperanza de que todos los que se inspiran en Ignacio y en
la espiritualidad ignaciana puedan vivir realmente este año como una
experiencia de conversión”, el Santo Padre impartió su bendición a los
participantes en la Oración en línea del Año Ignaciano.
“Los bendigo de corazón, para que este año sea
realmente una inspiración para ir al mundo a ayudar a las almas, viendo todas
las cosas nuevas en Cristo”, lo dijo el Papa Francisco en su vídeo mensaje a
los participantes en la Oración Internacional online, “Peregrinos con
Ignacio”, con ocasión del Año Ignaciano.
El sueño de
Dios para Ignacio no se centraba en él
En su
mensaje, el Santo Padre manifestó su alegría por participar en esta oración por
el Año Ignaciano, al conmemorar la conversión de San Ignacio, con la esperanza
de que todos los que se inspiran en Ignacio y en la espiritualidad ignaciana
puedan vivir realmente este año como una experiencia de conversión. “En
Pamplona, hace 500 años, todos los sueños mundanos de Ignacio se hicieron
añicos en un momento. La bala de cañón, que le hirió, cambió el curso de su
vida, y el curso del mundo. Las cosas aparentemente pequeñas pueden ser
importantes. Esa bala de cañón también significó que Ignacio fracasó en los
sueños que él tenía para su vida. Pero Dios tenía un sueño más grande para él.
El sueño de Dios para Ignacio no se centraba en Ignacio. Se trataba de ayudar a
las almas. Era un sueño de redención, un sueño de salir al mundo entero,
acompañado de Jesús, humilde y pobre”.
La conversión
es un asunto cotidiano
Asimismo,
el Pontífice señaló que, la conversión es un asunto cotidiano; rara vez es de
una vez por todas. La conversión de Ignacio comenzó en Pamplona, pero no
terminó ahí. Durante toda su vida se convirtió, día a día, y esto qué
significa: que durante toda su vida puso a Cristo en el centro. Y lo hizo a
través del discernimiento. “El discernimiento no consiste en acertar siempre
desde el principio, sino en navegar, en tener una brújula para poder emprender
el camino que tiene muchas curvas y vueltas, pero dejarse guiar siempre por el
Espíritu Santo, que nos va conduciendo al encuentro con el Señor”.
La
conversión se hace siempre en diálogo
En esta
peregrinación por la tierra, señaló el Papa Francisco, nos encontramos con otros,
como lo hizo Ignacio en su vida. Esos otros son señales que nos ayudan a
mantener el rumbo y que nos invitan a convertirnos cada vez de nuevo. Son
hermanos, son situaciones. Y Dios nos habla también a través de ellos.
Escuchemos a los demás. Leamos en las situaciones. Seamos postes indicadores
para los demás, también nosotros mostrando el camino de Dios. La conversión se
hace siempre en diálogo, en diálogo con Dios, en diálogo con los demás, en
diálogo con el mundo.
Una
inspiración para ir al mundo a ayudar a las almas
Finalmente,
el Santo Padre les dijo a los participantes en la Oración Internacional que,
reza para que todos los que se inspiran en la espiritualidad ignaciana puedan
hacer este viaje juntos como una familia ignaciana. Y rezo para que muchos
otros lleguen a descubrir la riqueza de esta espiritualidad que Dios dio a
Ignacio. Y luego el Papa les impartió la bendición de corazón, para que este
año sea realmente una inspiración para ir al mundo a ayudar a las almas, viendo
todas las cosas nuevas en Cristo. Y también una inspiración para dejarnos
ayudar. Ninguno se salva solo: o nos salvamos en comunidad o no nos salvamos.
Ninguno le enseña al otro el camino, sólo Jesús nos enseñó el camino. Nosotros
nos ayudamos a encontrar y a seguir este camino mutuamente.
Ciudad del Vaticano
Vatican News