Entrevista concedida a José Luis Restán, director editorial de la cadena de radio española COPE, con motivo de la Semana Santa
![]() |
La cadena de radio española COPE, entrevista al cardenal Parolin |
"Estamos al servicio de la comunión y también de la defensa
y promoción de la libertad de la Iglesia, de la libertad religiosa y la paz
mundial. Imagínense cuánto trabaja la Iglesia por la paz. Esta es mi forma de
ver la diplomacia". Son las palabras del cardenal secretario de Estado
Pietro Parolin en una entrevista concedida a José Luis Restán, director
editorial de la cadena de radio española COPE, con motivo de la Semana Santa.
En la charla se
abordaron varios temas como la figura del Secretario de Estado Vaticano y su
servicio junto al Papa, la reforma de la Curia, los conflictos dentro de la
Iglesia, la realidad de la Iglesia en China, el viaje apostólico a Iraq y la
misión de la Iglesia en Europa. A continuación, compartimos la transcripción de
la entrevista.
- El Cardenal Pietro
Parolin es el secretario de Estado del Vaticano y debido a su responsabilidad
conoce muy bien la realidad de la Iglesia en los cinco continentes, conoce
también las situaciones políticas, los conflictos de nuestro mundo. Y al estar
muy cerca del Papa es un testigo excepcional del Pontificado. Tenemos la gran
alegría de poder saludarle en El Espejo. Buenas tardes y Feliz Pascua....
R. Muy buenas tardes
a ustedes y a todos los que escuchan COPE. Muchas gracias por esta invitación
que me permite hablar sobre algunos temas que me interesan mucho y también
felices pascuas...La Pascua dura 40 días y dura toda la vida. Estamos en la
Pascual del Señor.
- Usted es un
diplomático de carrera pero es también un pastor como hemos podido ver y sentir
en algunos viajes. Usted estuvo en Ucrania, ha estado en Irak, en Camerún.
¿Cómo concibe usted su labor como secretario de Estado y cómo quedará plasmada
esta tarea cuando finalice la reforma de la Curia que prepara el Papa?
R. Yo considero que
mi vocación fundamental es la sacerdotal. Me siento llamado, sigo sintiéndome
llamado a ser un sacerdote, un ministro del Señor que trabaja en la Iglesia en
favor de las almas. Es el horizonte fundamental pero como saben hay maneras
diferentes de ejercer el sacerdocio. Imagine los párrocos pero están también
los sacerdotes que trabajan en las unversidades, en los seminarios, en los
tribunales eclesiásticos. En muchas otras tareas que forman parte de la misión
de la Iglesia y una de estas tareas también es la diplomacia eclesiástica que
la Iglesia considera hoy todavía como una manera de ejercer su misión por eso
yo no encontré nunca contradicción entre ser sacerdote y diplomático. Entré sin
quererlo, me ofrecieron esta posibilidad de ponerme al servicio del Papa.
Mi obispo aceptó hace
40 años. Experimenté que ser diplomático de la Santa Sede es una forma de
ejercer el propio sacerdocio sobre todo porque hoy en día después del Concilio
del Vaticano II la tarea de los nuncios es una tarea pastoral entonces es de
estrechar los lazos entre la Santa Sede y las iglesias locales. Estamos al
servicio de la comunión y también la defensa, la promoción de la libertad de la
Iglesia, de la libertad religiosa. Además de la tarea de la paz en el mundo.
Imagine usted cuánto trabaja la Iglesia por la paz.
Es mi manera de
considerar la diplomacia. Quedará plasmada después de la publicación de la
constitución apostólica sobre la Curia Romana que por ahora se titula pero
pienso que seguirá siendo este título Predicate Evangelium, quedará plasmada
más o menos. Entonces el secretario de Estado seguirá coordinando la secretaría
de Estado que es el organismo que ayuda más de cerca al Santo Padre en el
gobierno de la Iglesia, en sus tres secciones, los asuntos generales, entonces
todo lo que el Papa le encomienda. Después la dimensión diplomática y política
y después se ha añadido por voluntad de Francisco la tercera sección sobre
personal diplomático. Seguirá coordinando estas tres secciones y trabajando
sobre todo, imagino, en la diplomacia eclesiástica.
- Por trayectoria y
seguramente por temperamento o al menos así me parece usted es muy diferente al
Papa Francisco pero está muy cerca de él. ¿Cómo es trabajar a su lado? ¿Qué
destaca de su forma de ejercer el Pontificado que en el ámbito europeo a veces
causa sorpresa?
R. Sí, me acuerdo han
pasado ya ocho años pasa el tiempo... cuando el Papa me preguntó si aceptaba
ser su secretario de Estado. Me causó una gran sorpresa porque yo estaba bien
en Venezuela a pesar de todo el problema político. Me dijó ¿Quiere usted
ayudarme en el servicio que me han encomendado? Fue dos meses después de su
elección. En junio cuando nos hablamos. Y le dije: Santo Padre si usted piensa
que yo puedo con mucho gusto me pongo a su servicio y al servicio de la
Iglesia. Usted dice bien, somos muy diferentes. Esto es una ventaja. Y en la
realización de lo que el Santo Padre sigue diciendo siempre. Se trata de hacer
de nuestras diferencias una riqueza para el mundo. Que no se vuelva un
conflicto sino colaboración y cada uno desde su punto de vista, desde su
estilo, su sensibilidad, su preparación, desde su cultura, desde su
espiritualidad también puede colaborar con el otro...Imagine usted lo que
significa colaborar con el Santo Padre Francisco al servicio de la Iglesia.
Es un poco el
espíritu con el que vivo este servicio. Por lo que se refiere al Papa hay unas
características, mucho se ha hablado de él pero lo que me impacta primero es la
gran sencillez que manifiesta. Cuando uno se acerca a él se da cuenta de que es
un hombre sencillo sin protocolo. El contacto es inmediato. Cuida mucho la
relación y la cercanía con la gente. Busca encontrar la gente. Es otra
característica de su manera de trabajar. Y tercero y también me impacta mucho
es este deseo suyo de ayudar a hacer la Iglesia más creible en el anuncio del
Evangelio. Y también la consideración de los asuntos que se tienen que tratar
pasan a través de estas características.
- El Papa viene
insistiendo mucho en que no se pueden entender la Iglesia como una especie de
asamblea democrática con mayorías y minorías, con su ala izquierda y su ala
derecha, sino como una comunición que genera el Espíritu Santo. Quizás esta
insistencia es por preocupación, porque rebrotan algunas consideraciones que
creíamos superadas. Aquello de conservadores, progresistas, etc. ¿Cómo ve usted
ese problema?
R. No, yo creo que el
análisis que ha hecho usted es correcto. Lo comparto. Creo que cualquier
persona que ve la situación hoy de la Iglesia tiene que preocuparse de estas
cosas porque están ahí. Y diría yo, me permito decir, hace mucho daño a la
Iglesia porque antes hablaba de comunión y unidad. Cristo rezó por la unidad de
la Iglesia. Hay motivos para la preocupación. Pensaba yo que probablemente el
problema nace de que el Papa hace mucho hincapié en la reforma de la Iglesia y
hay mucha confusión sobre este tema porque la reforma de la Iglesia tiene que
considerar los diferentes aspectos y no hay mucha claridad sobre estos aspectos.
Hay un nivel que no
se puede cambiar, la estructura de la Iglesia, es el depósito de la fe, los
sacramentos, el ministerio apostólico, estos son los elementos
estructurales pero hay toda una vida de la Iglesia que puede ser renovada. El
concilio mismo lo dice. Esto ¿qué significa? En su vida porque está hecha por
hombres pecadores necesita renovarse continuamente. A veces estas divisiones y
estas contraposiciones nacen de la confusión de estos niveles. Uno no logra
distinguir entre lo esencial que no puede cambiar y lo que no es esencial que
tiene que ser reformado, tiene que cambiar según el espíritu del Evangelio.
Reflexionando creo que ahí está la raíz del problema.
- No voy a
preguntarle por los acuerdos con China en los que ha estado directamente
comprometido. Usted lo ha explicado muchas veces y me parece que muy bien pero
sí por la realidad de la Iglesia en China, por lo que debemos aprender de esa
experiencia de esas comunidades y también ¿qué es lo que se juega la Iglesia en
ese país tan grande y complejo en el futuro?
R. Bien, primero me
da mucho gusto que me haga una pregunta sobre el futuro de la Iglesia en China
porque creo que es la perspectiva desde la cual debemos considerar este tema.
Ciertamente la Iglesia en China es una parte fundamental de la Iglesia católica
y todo lo que se ha intentado y se intenta hacer es para asegurar a esta
comunidad que aún es pequeña pero que tienen una gran fuerza y vitalidad. Todo
lo que se está haciendo es para asegurar una vida normal en la Iglesia en China.
Espacios de libertad religiosa, de comunión porque no se puede vivir en la
iglesia católica sin la comunión con el sucesor de Pedro, con el Papa. Entonces
miramos a la Iglesia en China con un gran respeto, también por su historia, el
futuro se fundamenta en la historia, una historia de mucho sufrimiento. Creo
que este tiene que ser el punto de vista, el gran respeto que tenemos.
Al mismo tiempo con
mucha esperanza, los pasos que se han dado aún cuando no han resulto todos los
problemas que todavía ahí y que probablemente necesitarán mucho tiempo sean en
el rumbo correcto hacia una conciliación en el interior de la Iglesia por este
problema de distinciones, es demasiado decir de separaciones, de distinciones.
Un papel evangélico dentro de la sociedad china con todas sus riquezas y sus
problemas. Diría que es una mirada positiva. Mucha expectación por lo que la
iglesia de China puede dar a la Iglesia católica.
- Usted ha visitado
Iraq. Lo hizo en nombre del Santo Padre y luego le ha acompañado en este reciente
histórico viaje así que conoce de primera mano la realidad de aquel país. ¿Qué
mensaje nos llega después de este viaje del Papa de lo que ha sucedido y de lo
que puede suceder también en Iraq?
R. Usted recuerda un
viaje que para mi fue muy emotivo. Se trataba además de la Navidad y esto
acrecentó la emoción de aquellos días de encontrarme con una iglesia que está
sufriendo mucho porque los cristianos, desgraciadamente, han sido perseguidos
por todos los conflictos y todas las fuerzas que quieren desarraigar la fe
cristiana en aquel país. Muchos siguen saliendo del país a pesar de que ya no
hay conflicto abierto porque el ISIS ha sido derrotado pero hay este clima de
desconfianza e incertidumbre que no permite a los cristianos ver un futuro en
el país. Pero lo que nos han enseñado es el testimonio de la fe que llega hasta
el martirio. Es la gran lección que podemos sacar de los cristianos iraquíes.
Estuve en la catedral.
El Papa también
estuvo durante su viaje donde hubo un atentado con 47 muertos pero esto no
amedrentado a los cristianos que siguen profesando con mucho valor su fe
católica. Esto es una gran enseñanza. Creo que es una llamada, espero que el
viaje del Papa que tuvo diferentes matices también con el diálogo
interreligioso pero también una llamada a la solidaridad. A veces me parece que
como cristianos de Europa, de Occidente, somos demasiado fríos hacia nuestros
hermanos. Quisiera que hubiera más solidaridad, más cercanía, más maneras de
manifestar nuestro apoyo y ayudar a seguir adelante. Ellos nos enseñan esta
capacidad de ser fiel a pesar de todas las dificultades pero al mismo tiempo
nos piden mayor solidaridad.
- Y hablando de la
vieja Europa no quiero que dejemos eso...vemos que surgen nuevas legislaciones
sobre temas éticos que se alejan cada vez más de la raíz cristriana. Aquí, en
España, acabamos de tener la ley de la eutanasia. Hay una generación que ha
crecido ya en la ignorancia total de la fe y algunos hablan de la necesidad de
liderar una batalla cultural, otros insisten en el testimonio de la caridad, no
son cosas que se contradigan evidentemente pero...¿Cuál es a su juicio el
acento principal de la misión en Europa que se ha tornado tan difícil en este
momento?
R. Ese es un gran
problema. Yo siento mucho la pérdida de la fe en nuestra Europa, en nuestra
cultura, en nuestros países y estos cambios antropológicos que se están dando
perdiendo la identidad de la persona humana antes que una pérdida de fe yo
diría que es una pérdida de razón. ¿Por qué? Lo dice muchas veces el Papa. Me
impacto mucho. Dice por ejemplo: la cuestión del aborto no es una cuestión
religiosa. Lo es ciertamente también para nosotros cristianos desde el
principio, desde los primeros documentos de la Iglesia hay un rechazo total del
aborto pero es un argumento de razón. Probablemente hoy, ya lo decía Benedicto
XVI, el problema fundamental es la razón, no es la fe. Por lo que se refiere a
la fe creo que es el testimonio.
Por supuesto es un
testimonio, como decirlo, global, entonces tenemos que testimoniar nuestra fe,
tenemos que testimoniar nuestra esperanza, tenemos que testimoniar nuestra
caridad. Pero la línea es ésta. Hoy en día no se puede imponer nada sino que
ofrecer a partir de un testimonio coherente y convencido de vida cristiana. A
veces no sé si hago bien o mal pero me parece que se puede comparar la
situación que estamos viviendo con los primeros siglos de la Iglesia cuando
llegaron los apóstoles y los primeros discípulos en una sociedad que no tenía
valores cristianos pero a través del testimonio de las primeras comunidades
lograron cambiar la mentalidad e introducir los valores del Evangelio en la
sociedad de entonces. Creo que este es el camino que tenemos que hacer hoy
todavía.
- Señor cardenal ha
sido un placer y estaríamos mucho tiempo pero la radio tiene también sus
tiempos y nos impone terminar. Le agradezco muchísimo que haya compartido con
nosotros este rato y tocar tantos asuntos importantes para la vida y el corazón
de la Iglesia. Desde España un abrazo fortísimo y gracias. Pedimos por
usted.
R. Gracias, muchas
gracias por esta posibilidad y le agradezco también la oración. Tenemos que
decir que hoy más que nunca necesitamos oraciones, una campaña de oración, de
unirnos todos en la oración para que el Señor nos ayude a ser fieles a nuestra
misión, cada uno en su lugar, pero a ser fieles en la misión de testimoniar el
Evangelio y también nuestra pertenencia a la Iglesia en el mundo de hoy.
La Pascua nos da también
este sentimiento de esperanza y de optimismo porque sabemos que la última
palabra es la palabra de Jesús resucitado. Muchísimas gracias, que Dios les
bendiga, que sigan trabajando como están haciendo y que logren cada vez más
resultados buenos para la gloria de Dios y el bien de las almas.
Ciudad del Vaticano
Vatican News