Una propuesta para matrimonios de Proyecto Amor Conyugal. Con
ella, dispones de herramientas para rezar a Dios en pareja
Reservar unos
minutos al día para rezar en pareja es lo que plantea este método que está ayudando en la vida
espiritual de tantos casados.
Por continuar con este ciclo de artículos dedicados especialmente
a Proyecto Amor Conyugal, os recuerdo que hace meses os escribí sobre el matrimonio
fundador y, en otro artículo, os hice un avance de lo que son
los retiros de
fin de semana de este itinerario revolucionario. En este tercer
escrito quiero hablaros de la oración conyugal, que es
la práctica de piedad clave del proyecto para que muchas parejas permanezcan
unidas y crezca su amor por el Señor.
Mucho se está hablando estos últimos meses de la fatiga pandémica, ese agotamiento fruto de una situación de incertidumbre, cambios, miedo, etc. Y al parecer, algún tipo de meditación resulta beneficiosa para esta dolencia. Sea como fuere lo que está claro es que meditar, que en este caso es elevar nuestras súplicas a Dios, ayuda a los matrimonios a imitar a Cristo y a quererse más y mejor.
El Señor nos encuentra de dos en dos
Acabamos de celebrar la Pascua de Resurrección y recordábamos en
el Evangelio ese momento en que el Maestro sale al encuentro
de los discípulos de Emaús, que no le reconocen. Ellos van
conversando desanimados por el camino acerca de lo que han vivido esos días con
la Pasión y Muerte de Nuestro Señor. Pero no es hasta que parte el pan que no
abren los ojos y se dan cuenta que han estado charlando con el mismísimo Jesús.
De esta forma nos encuentra Dios cuando oramos juntos, marido y mujer. Nos hallamos de dos en dos, y quizás por el día a día estamos algo desanimados también. Pero Cristo se hace presente en medio de los dos cuando le invocamos. Y nos ayuda a dar ese enfoque a la vida dándonos la fuerza necesaria para volver a nuestras vidas con más ánimo. Ya nos lo dijo Él con estas palabras, en Mateo 18:20: “donde estén más de dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.
Lo que necesitas para empezar tu oración
De buenas a primeras, la oración conyugal no es algo fácil de
ejecutar. Siempre se encuentra algo más atractivo que hacer antes que ponerse a
rezar. Además, el factor cansancio que suele acuciar al
final del día juega malas pasadas. Y en este caso, siendo dos, es muy típico
que si no es uno el otro esté más fatigado de la jornada, poniendo nuevamente
más dificultad a esta práctica de fe.
Según mi corta experiencia, os diría que lo primero que hay que
hacer es compaginar
los horarios de los dos y ver en qué momento os cuadra
más. Puede ser por la mañana temprano, antes de que se despierte el resto de la
familia o bien por la tarde-noche cuando ambos habéis llegado de trabajar y ya
reina un poco de paz en casa.
Y para que el agotamiento no entre en juego hay que agendarlo.
Es decir, poner hora a ese rato de oración y que sea inamovible, prevaleciendo
antes que dormir un poco más o ver un rato de televisión.
Prepara tu kit de oración conyugal
Un truco que ha resultado crucial en nuestro caso ha sido el de
tener todo preparado para el momento de ponerse a rezar, que hemos llamado kit de
oración conyugal. Te aconsejo preparar: el
Evangelio (marcado en el día que toca), una imagen de Nuestra Señora y una
cruz; y que estos tres objetos residan en una estantería
del salón o en algún lugar. De esta forma, cuando sea la hora no tendréis que
perder el tiempo buscando cosas. Esta acción que quizás pueda parecerte una
tontería es importante pues de forma inconsciente el cuerpo (y el alma) se va
preparando para esa cita con el Señor.
He de deciros que, viviendo en el siglo del desarrollo
tecnológico, el equipo de Proyecto Amor Conyugal nos lo han puesto más sencillo
si cabe. Si nos suscribimos a su “newsletter” desde su página web tienes la oportunidad de
recibir diariamente el Evangelio del día con un comentario adaptado a la vida
matrimonial.
Es la hora de la oración
Para empezar una oración conyugal, como toda invocación al Padre,
lo principal es ponerse en presencia de Dios, imitando
a cuando Adán y Eva paseaban con Dios al atardecer o a cuando los discípulos
conversaban con Jesús. Imaginar que está físicamente junto a nosotros es de una
gran ayuda.
También se pedirá a la tercera persona de la Santísima Trinidad,
el Espíritu
Santo: luz, docilidad y humildad para acoger la verdad. Existen
muchas oraciones dedicadas especialmente a Él. Basta con buscar en internet o
tener la que más os guste impresa o a mano.
Después de apelar a su ayuda, se lee en voz alta lo que se quiera
hablar con Dios. Puede ser el Evangelio del día, una catequesis de San Juan
Pablo II, una situación personal… Lo que sea que sirva para entablar un diálogo
posterior con el Señor.
Seguidamente, es hora de hablar individualmente en el corazón con
Dios: meditar silenciosamente lo que hemos leído.
La oración conyugal purifica
nuestra visión y nos hace ver la belleza de Dios en el otro
A continuación, pasados unos minutos, uno de los cónyuges empieza
a hablar en voz alta con Dios mientras el esposo/a escucha en silencio. Se
puede iniciar la conversación dando gracias por las luces dadas, perdón por las
faltas cometidas y pido Su gracia para acoger lo que quiera cambiar en mi
corazón. Después es el turno del otro cónyuge. De esta forma se está poniendo
en práctica aquello de que el Señor hablaba en voz alta con el Padre.
Al terminar, los esposos inician una plática entre ellos,
confrontándolos con la realidad de su vida, expresando deseos y propuestas
constructivas, agradecimientos y alabanzas a Dios.
En el caso de haber pedido perdón a Dios por ofensas hechas a mi
esposo/a, es el momento de pedirle humildemente perdón cara a cara, ahora que
soy consciente de haberlo/a herido.
Aunque se trata de un rezo libre sí que es aconsejable, sobre todo
para el momento de conversación entre los esposos, que se sigan estas pautas:
1. Mirarse
a los ojos.
2. Expresar
los sentimientos en primera persona (yo he sentido…).
3. Hablar
sin reproches.
4. Escucharse
sin realizar juicios.
5. Respetar
la realidad de cada uno.
6. Si
el diálogo se vuelve tenso, mejor comunicarse por escrito.
7. Antes
de decirle algo hiriente, decírselo a la Virgen.
Ventaja estrella de rezar en
pareja
La oración conyugal tiene una gran ventaja frente a cuando uno
intenta rezar solo. Cuando queremos hacer oración en solitario y el cansancio
nos vence no tenemos a nadie que tire de nosotros, a nivel humano. Sin embargo,
en el caso de la oración matrimonial, cuando uno de los dos está más fatigado,
tiene al otro para animarle.
Si cada matrimonio que hiciera oración conyugal pusiera después en práctica todas las luces recibidas, ¿os imagináis la revolución? Matrimonios sólidos haciendo la voluntad de Dios.
Pilar
Velilla Flores
Fuente: Aleteia