La religión y la ciencia,
contrario a lo que mucha gente piensa, muchas veces han ido de la mano
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CPP/CIRIC |
Esa vez muchos miraron en su
televisor como el astronauta Neil Amstrong se convertía en el primer hombre en
caminar sobre ella, incluido el Papa Pablo VI, quien horas antes miró la luna
desde un telescopio del Observatorio Astronómico del Vaticano (que se encuentra
en el mismo edificio del Palacio de Castel Gandolfo, a unos 20 kms al sur
de Roma, que hoy en día es un museo católico pero hace unos años era una
residencia papal suburbana de verano) y luego se sentó como todos frente a un
televisor para ver el aterrizaje.
¿Qué es el hombre para que te
acuerdes de él?
Lo que quizá algunos no saben, es
que Pablo VI mandó un mensaje que quedó en la Luna. La NASA solicitó a varios
presidentes de distintos países y al Papa que escribieran una nota para que los
astronautas las dejaran allí.
Él escogió el Salmo 8, que fue
grabado en una placa: “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las
estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él?
¿Qué es el hijo de Adán para que cuides de él? Le has hecho poco menor que los
ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las
obras de tus manos. Todo lo pusiste debajo de sus pies”.
En retorno y agradecimiento, los
astronautas le trajeron un pedacito de la Luna, el cual se encuentra guardado
en el Palacio de Castel Gandolfo.
Mensaje del Papa
Además, minutos después que Neil
Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins aterrizaran, el Pontífice les mandó
sus bendiciones y este mensaje, convirtiéndose en el primer Papa en enviar un
mensaje al espacio:
“¡Gloria a Dios en lo más alto y
paz en la tierra a los hombres de buena voluntad!
Cristo, al venir entre nosotros
desde los abismos de la divinidad, hizo que esta voz bendita resuena en el
firmamento.
Hoy, nosotros, sus humildes
representantes, hacemos eco y lo repetimos como un himno festivo por todo
nuestro globo terrestre, que ya no es el límite insuperable de la existencia
humana, sino el umbral abierto a la amplia extensión del espacio ilimitado y
los nuevos destinos.
¡Gloria a Dios!
¡Y honor a ustedes, los
arquitectos de esta gran empresa espacial! ¡Honor a los hombres responsables de
los científicos, los planificadores, los organizadores y los técnicos que lo
hicieron realidad!
Honor a todos los que han hecho
posible este vuelo tan atrevido. Honor a todos ustedes que de alguna manera
jugaron un papel.
Honor a ustedes que, sentados
ante sus maravillosos instrumentos, controlan el vuelo; a ustedes que informan
al mundo de la empresa y su calendario, que se extiende hasta las profundidades
de los cielos, el sabio y audaz dominio del hombre.
¡Honor, saludos y bendiciones!
Aquí, desde su observatorio en
Castel Gandolfo, cerca de Roma, el Papa Pablo Sexto les habla a ustedes,
astronautas.
¡Honor, saludos y bendiciones
para ustedes, conquistadores de la Luna, pálida lámpara de nuestras noches y
nuestros sueños! Lleven hacia ella, con sus presencias vivas, la voz del
Espíritu, un himno a Dios, nuestro Creador y nuestro Padre.
Estamos cerca de ustedes, con
nuestros buenos deseos y con nuestras oraciones. Junto con toda la Iglesia Católica,
Pablo VI los saluda”.
Este es otro ejemplo de que, a lo
largo de su historia, la Iglesia ha aplaudido los logros de la ciencia y la
tecnología, sobre todo los que tienen que ver con el espacio. Y cómo no, si
Dios es el creador de ese amplio Universo que el hombre está buscando explorar.
Adriana
Bello
Fuente: Aleteia