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James y Mathilde, durante el Camino de Santiago |
"Dios nos ha dado tanto..."
Famille Chretienne se ha hecho eco de los
testimonios de algunos de estos jóvenes matrimonios que cambiaron los hoteles y las playas
paradisiacas por la oración, el rosario y la mochila. Entre ellos están
Romain y Marie, una pareja muy joven que se casó el pasado mes de agosto y que
decidió peregrinar entre los santuarios occidentales de Francia tras decirse el
“sí quiero". Mont-Saint Michel, la catedral de Tréguier, el santuario de L´Ille-Bouchard…
¿Por
qué lo hicieron? “Dios nos
ha dado tanto que no pudimos dejar de ofrecerle nuestra luna de miel. Le
debemos nuestro encuentro en la gruta de Lourdes, y todos los actos de nuestra
vida diaria son para Él, ¿cómo no colocarlo entonces en el centro de nuestra
emergente vida en común?”, aseguran estos jóvenes esposos.
Durante
esta particular luna de miel sus días se organizaban en torno a la misa allá
donde llegasen. Así, explican que “nos
centramos en nuestra relación y en el Señor. Por supuesto, apagamos nuestros
teléfonos”.
El
Camino de Santiago es parte fundamental de la vida de James y Mathilde. Hicieron
la primera peregrinación siendo novios, y acabaron haciéndolo como una
preparación para la boda y como luna de miel.
“Mi
abuela me dijo: “’Si superáis
juntos los inconvenientes del Camino estaréis listos para el matrimonio’”,
recuerda ella. Y fue en esta ruta de peregrinación por el norte de España donde
“nos atrapó el virus del camino”. En esta experiencia buscaban “comunión con
Dios y contacto con la naturaleza. El Camino unificó nuestra vida, además nunca sabemos lo que nos
espera allí: nos dejamos sorprender y tocar por Él”.
Este
matrimonio recuerda un momento muy especial que vivieron entre Burgos y León al comenzar la caminata de noche
rezando juntos el Rosario y lo concluyeron meditando textos religiosos después
de la cena. En esta luna de miel sólo utilizaron un hotel, ya en
Santiago.
"Queremos caminar con Dios"
“Nos
han pasado muchas cosas en el Camino. Aquí es donde se concretó nuestra
vocación conyugal: allí volvemos todas las vacaciones y nos hemos convertido en
hospitalarios. Pero de manera especial queremos caminar con Dios todos los días de nuestra vida, en
humildad y gratitud: ¡vivir el Camino en casa de alguna manera!”.
Más
radical fue la luna de miel de Alexandre y Louise, que tras su boda en 2018 recorrieron a pie 1.200 kilómetros
a pie y sin dinero conectando el santuario mariano de
L´Ile-Brouchard con Fátima pasando por Rocamadour y Lourdes.
“Queríamos ponernos en manos del
Señor y ser testigo de sus maravillas en nuestra vida”, explican.
Hicieron una peregrinación mendicante pues pidieron comida y cobijo para
“desprendernos de lo que tenemos y aceptar recibir de los demás.
Esto
fue un desafío para ellos pero que los acabó transformando profundamente. “¡Qué
estrés los primeros días al empezar de cero cada mañana! Pero después, ¡qué alegría tan profunda de
sentirse libre de toda preocupación, completamente abandonados a Dios”,
recalca este matrimonio.
Una
de los matrimonios que popularizó este tipo de peregrinaciones y que ha
inspirado a recién casados a entregar estos primeros días de matrimonio a Dios
fueron Édouard y Mathilde que caminaron de París a Jerusalén y que escribieron
el libro Un chemin de
promesses.
Estas
lunas de miel resumen el vivir la fe de esta nueva generación de jóvenes
católicos que aspiran a volver a las fuentes de la fe cristiana: pobreza,
atención a los más pobres, aceptación de la voluntad de Dios. Para el padre
Castaignos, “estos amantes
del radicalismo son parte tanto de la ruptura con un cierto catolicismo burgués
como de la continuidad en la fe que han heredado".
Fuente: ReL
James y Mathilde, durante el
Camino de Santiago