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El P. Santiago Cantera, en una meditación online |
Se podría decir que el libro tiene tres partes. Una
primera de corte histórico. Una síntesis de la historia del cristianismo en
Europa desde los tiempos del Imperio Romano hasta la aparición de la
Modernidad. Se palpa la práctica del profesor de historia medieval, del
especialista en el monacato y de sus referencias bibliográficas principales,
entre las que hay que destacar a Chistopher Dawson. También se debe resaltar su
profundo conocimiento del período de la historia protagonizado por los pueblos
bárbaros en lo que respecta a su evangelización.
Después
llega el período de la Modernidad,
Ilustración, Renacimiento y posteriores, entre ellos las
ideologías contemporáneas. Y aquí hay un cambio de registro en la medida en
que, sin perder la perspectiva histórica, se añade la filosófica. El autor
confiesa –son varias las confesiones de una humildad sentida a los largo del
libro- que no es un filósofo, sino un divulgador de la filosofía. Pero lo que
no se puede negar es que la capacidad que tiene de sintetizar ideas, autores,
corrientes de pensamiento, es notable.
Y,
por último, quizá a modo de proyecto, el P. Cantera ofrece una serie de reflexiones sobre temas actuales de la
cultura, de la Iglesia, de la teología, de antropología y
también de la historia política de Occidente. De entre los que hay que resaltar
el dedicado a la Hispanidad, que no es una cuestión menor.
Siempre
erudito, pero de una forma que
no atraganta, nuestro autor va sembrando el libro de perlas
preciosas que, unas veces, sirven de solaz y otras de debate futuro. Pero
siempre provocan la sonrisa por la sinceridad con
la que el P. Santiago Cantera va introduciendo esos temas. Se podría pensar que
escribe como si estuviera impartiendo una clase, y a medida que sale una
cuestión, se desgranan otras relacionadas, sean del pasado o del presente. Eso
es lo que hace jugosa la paideia.
Ya muy pronto hace una defensa de Santo Tomás
de Aquino y del buen tomismo. Por cierto que me he alegrado mucho que
citara a mi recordado maestro don Sergio Rábade en los capítulos dedicados a la
filosofía medieval.
Habla
de la influencia de la “Nueva teología” y de otras provenientes del
protestantismo y su influencia nefasta en la teología católica y en la
enseñanza católica.
Añade
más adelante: “Existe actualmente entre ciertos sectores del catolicismo una
tendencia absurda e ignorante a romper con el helenismo y el romanismo que
forman parte de nuestro tesoro cultural y religioso, como por un deseo de
restaurara unas más remotas raíces hebraicas que, a decir verdad, nos
resultarían extrañas tal cual la vida idealizada de las primeras comunidades
cristianas”.
La
sinceridad del autor le lleva a citar algunas de sus lecturas, que no sé si son
del todo oportunas, véase el análisis del pensamiento de Rousseau desde un
autor español más conocido por la política que por el pensamiento.
O
cuando le dedica un amplio espacio a la liturgia católica, en la que hay
referencias a las desviaciones litúrgicas más actuales. Véanse la página 270 y
ss.