El anuncio de la nueva peregrinación, la primera desde finales de 2019, fue hecho por el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede: el Papa visitará Bagdad, la llanura de Ur, Erbil, Mosul y Qaraqosh
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| Erbil, ceremonia de Navidad 2019. (AFP or licensors) |
Ciertamente el viaje representa un gesto concreto de cercanía a toda la población de ese martirizado país. Francisco había expresado claramente su intención de visitar Iraq el 10 de junio de 2019, durante la audiencia con los participantes en la Reunión de las Obras de Ayuda a las Iglesias Orientales (Roaco).
Una posibilidad que pareció cada
vez más concreta, cuando el 25 de enero de 2020, el Papa recibió a Barham
Salih, Presidente de la República de Iraq, en el Vaticano. El Jefe de Estado
también se reunió con el Cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin y con
Monseñor Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los
Estados. Habían sido abordados los desafíos del país, como el de "fomentar
la estabilidad y el proceso de reconstrucción -señalaba una nota de la Oficina
de Prensa vaticana-, alentando el camino del diálogo y la búsqueda de
soluciones adecuadas a favor de los ciudadanos y en el respeto a la soberanía
nacional". Central "la importancia de preservar la presencia
histórica de los cristianos" y "la necesidad de garantizarles la
seguridad y un lugar en el futuro" del país.
En Iraq, de hecho, antes del
2003, año del conflicto que llevó a la caída de Saddam Hussein, los cristianos
eran alrededor de 1 a 1,4 millones . El horror de la guerra y la ocupación de
la Llanura de Nínive por el autodenominado Estado Islámico, entre 2014 y 2017,
los redujo a unos 300-400 mil. El Presidente Salih ha subrayado repetidamente
el valor de los cristianos y su papel en la construcción. En la misma línea el
Primer Ministro, Mustafá Al-Kazemi, que ha invitado a los cristianos, que
huyeron de Iraq a causa de las violencias, a volver para contribuir a la
reconstrucción. Sin embargo, las obras de construcción de la paz, la seguridad
y la estabilidad siguen abiertas. La crisis económica, el desempleo, la
corrupción y la tragedia de los aproximadamente 1,7 millones de desplazados
internos están poniendo a dura prueba los proyectos de desarrollo. El Unicef
estima que más de 4 millones de personas necesitan asistencia humanitaria, la
mitad son niños. En este contexto, en el que faltan hospitales y medicamentos,
la pandemia del Covid-19 ha matado a miles de personas.
En primera línea, en todos los
frentes, la Iglesia local, que espera ahora la llegada del Sucesor de Pedro que
pondrá en marcha el proyecto, concebido en el 2000 por San Juan Pablo II.
"El Papa Francisco es un hombre abierto, un buscador de paz y de
fraternidad. Todos en Iraq, cristianos y musulmanes, lo estiman por su sencillez
y cercanía - dijo el Cardenal Louis Raphael Sako, Patriarca de Babilonia de los
Caldeos, en la agencia SIR hace un año -. Sus palabras tocan los corazones de
todos porque son las de un pastor. Es un hombre que puede traer paz. Muchos
millones de musulmanes siguieron la visita del Pontífice a Abu Dhabi. Será así
también en Iraq".
La visita a Iraq, en la llanura
de Ur de los Caldeos, debía ser la primera etapa de la peregrinación jubilar de
Juan Pablo II para el año 2000. El viaje del Papa Wojtyla había sido programado
del 1° al 3 de diciembre de 1999. Pero no se realizó, porque Saddam Hussein,
después de negociaciones que duraron varios meses, decidió posponerlo. Veinte
años después, el sueño de Juan Pablo II se hace realidad para su segundo
sucesor.
Massimiliano Menichetti
Vatican News
