El Papa Francisco escribe al Patriarca Ecuménico Ortodoxo Bartolomé I en la fiesta del Apóstol San Andrés, patrón del Patriarcado
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Foto de archivo |
La paz puede ser negociada, pero esto no
extinguirá las guerras del mundo hasta que la gente se dé cuenta de que son
hermanos y hermanas. Para el Papa de la encíclica "Fratelli tutti"
esto es una certeza. Este es un pensamiento contenido en el mensaje dirigido al
Patriarca Bartolomé I, en la fiesta del Apóstol Andrés, leído por el Cardenal
Kurt Koch al final de la Divina Liturgia celebrada en la Iglesia de San Jorge
en Estambul, a la que asistió una delegación vaticana.
Guerras y vidas robadas
Al
recordar el encuentro ecuménico del pasado 20 octubre en Roma, en la
"Piazza del Campidoglio", que compartió con Bartolomé I y otros
líderes religiosos, Francisco abrazó con la mirada al mundo, señalando cómo,
además de la pandemia, la guerra continúa "afligiendo a muchas partes del
mundo" y nuevos conflictos armados roban la vida de hombres y
mujeres.
"Sin duda",
escribe el Papa en su mensaje, "todas las iniciativas tomadas por los
organismos nacionales e internacionales para promover la paz son útiles y
necesarias, pero el conflicto y la violencia nunca cesarán hasta que todas las
personas alcancen una conciencia más profunda de que tienen una responsabilidad
mutua como hermanos y hermanas".
Iglesias
hermanas
Una
fraternidad que Francisco afirma haber experimentado "en primera
persona" en los diversos encuentros con el Patriarcado Ecuménico y que, de
hecho, reconoce que el "deseo de una mayor cercanía y comprensión entre
los cristianos" fue manifestado por Constantinopla "antes de que la
Iglesia Católica y otras Iglesias entablaran el diálogo".
El Papa
cita como prueba de este hecho una carta encíclica del Santo Sínodo del
Patriarcado Ecuménico enviada a las Iglesias de todo el mundo hace cien
años. "Cuando las diversas Iglesias se inspiren en el amor y lo
pongan en primer lugar, en su juicio sobre los demás -dice la carta del Santo
Sínodo- en vez de aumentar y ampliar las disensiones existentes, podrán
disminuirlas lo más posible" y además "con su voluntad de dar,
siempre que se presente la ocasión, una mano de ayuda y asistencia, entonces
harán y cumplirán muchas cosas buenas para gloria y provecho tanto de ellos
mismos como de todo el cuerpo cristiano".
Objetivo:
la unidad
Un texto
que no ha perdido su relevancia, enfatiza el Papa, acompañando los deseos al
Patriarca Bartolomé I para la fiesta de San Andrés con la observación del
notable crecimiento de las relaciones entre la Iglesia Católica y el
Patriarcado Ecuménico en el último siglo.
"Aunque
siguen existiendo obstáculos, confío -escribe Francisco- en que, caminando
juntos en el amor mutuo y persiguiendo el diálogo teológico" será posible
alcanzar la meta "de restaurar la plena comunión expresada a través de la
participación en el mismo altar eucarístico", para "reunir a todos
los hombres en un solo cuerpo, y en la piedra angular de la Iglesia una y
santa".
Alessandro De Carolis - Ciudad del
Vaticano
Fuente: Vatican News