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Paco
y Mara el día de su matrimonio por la Iglesia. Crédito: Archivalencia |
En una visita al monasterio de Leyre, en
Navarra, se dispuso a conversar con un sacerdote. “Yo quería hablar y al final
me ayudó a confesarme, reflexionando, vi toda mi vida, todas las cosas que
había hecho, salí al claustro y me dio por llorar”, aseguró.
Tras esa experiencia empezó a plantearse su
vuelta a la Iglesia católica. Pero no fue hasta tres años después cuando
decidió dar el paso de volver a la Iglesia católica. El punto decisivo tuvo
lugar en el monasterio de la Puridad de las Franciscanas Clarisas de Valencia.
“Las monjas rezaban y escuché una letanía
que decía algo así como ´acercaos los indecisos, humillaos ante Dios y Él os
ensalzará`… Y en ese momento decidí volver a la Iglesia”, señala Paco.
Comenzó a escondidas de su mujer a
participar en las catequesis de inicio del Camino Neocatecumenal en la
parroquia de San Martín en Valencia (España).
Sin embargo, su catequista le aconsejó que
si su mujer se oponía, le hiciera caso a ella y lo dejara, para no comprometer
la estabilidad del matrimonio. Pero un día Paco decidió contarle todo a su
mujer. Una noticia que ella no recibió de buena manera, y se molestó, pero tras
la sorpresa inicial, Mara le dijo que si él se sentía a gusto, era importante
para él y era algo bueno para la relación, no se pondría en contra y estaría
dispuesta a acompañarlo.
Al año siguiente Mara entró también en una
comunidad neocatecumenal, la misma en la que continúan actualmente acudiendo
juntos.
Su boda ha sido la primera celebrada en la
antigua iglesia de la Compañía, desde que el papa Francisco le concedió el
rango de basílica menor hace un año como Basílica del Sagrado Corazón de Jesús,
según Paraula.
Tanto Paco como Mara acuden a la misa
dominical en esa iglesia, en la que, aseguran, que se sienten “muy acogidos”,
al igual que en la cercana parroquia de San Martín, la cual también frecuentan.
Además, su hijo, ejerce como acólito en el templo basilical.
Hace un año y medio a Mara le
diagnosticaron un cáncer avanzado y con mal pronóstico médico. “Esta vuelta a
Dios y a la Iglesia me ha venido muy bien para afrontar una enfermedad tan
grave ya que la Iglesia siempre nos da una palabra de esperanza: que la muerte
no es lo último, que ese es un viaje que todos tenemos que hacer con alegría
porque vamos a ver a nuestro Creador”, precisa Paco.
Fuente: ACI