Regalando flores
Esos días, a los pies de la
Virgen de nuestra capilla, han puesto una maceta de margaritas que está repleta
de flores. Es impresionante, porque no se ve otra cosa más que una bola de
pétalos blancos...
Como justo la tengo delante en la
oración, me llamó mucho la atención: no se ve ni un solo tallo, ni un poquito
de verde, y me encantó.
Una parte de la oración de la
tarde siempre me gusta darle gracias al Señor por cosas concretas del día y, al
ver aquellas flores, Él me regaló descubrir que nuestro corazón, al acabar el
día, puede ser como aquel ramo cuando vivimos cada instante como un regalo,
como un motivo para estar agradecido.
No tenemos que hacer grandes
cosas para pasarlo en grande; ahora más que nunca los buenos recuerdos nos
esperan en casa, en una conversación, en poner creatividad en el trabajo o con
los niños. Pues con Cristo sabemos que nuestro pasado le pertenece a Él y que
nuestro futuro está en sus manos, y esto nos hace descansar para aprovechar y
disfrutar del presente como un regalo. La mejor forma de construir el futuro es
vivir bien el presente.
Hoy el reto del amor es que
regales unas flores a esa persona que forma parte de tu día. Un sencillo
detalle pero que, en el momento oportuno, puede cambiarle el día. Nuestra vida
está pensada para ser un regalo para los demás.
VIVE DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma