Hola, buenos días, hoy Sión nos
lleva al Señor. Que pases un feliz día.
El otro día, en Laudes, vi algo
realmente espectacular. Acababa de empezar el primer salmo. Las salmistas
estaban en pie, junto al ambón, cantando. En esto, la hermana organista se da
cuenta de que no tiene preparada la partitura del siguiente himno.
Sin hacerse ningún problema, con
toda la paz del mundo, ¡¡decidió buscarlo sin dejar de tocar!!
Te aseguro que nadie se dio
cuenta del hecho. Tan solo yo, que la tengo enfrente, y la observaba con los
ojos como platos. Con la mano izquierda continuaba tocando, mientras que, con
la derecha, sacó el libro de los himnos, abrió el índice, buscó la página...
¡¡y todo esto sin perder ni un solo acorde, sin dejar de acompañar a las
cantoras con la mano izquierda!!
Ver para creer...
He orado mucho sobre esto. Es
cierto que ese salmo se canta todas las mañanas; así pues, ¡creo que sor
Agustina lo tiene tan integrado que puede tocarlo de memoria, con una sola mano
y sin mirar!
Pues lo mismo nos pasa con el
Señor. Cada día nos invita a empezar de cero, a apostar por el amor, a vivir
pendiente de Él. Y lo más normal del mundo es... ¡que te despistes! (Si eres
como yo, varias veces al día, me permito añadir).
Tenemos que estar pendientes de
volver continuamente nuestra mirada a Él, pero, ¿te has fijado? ¡También en eso
se coge práctica! Tus ojos se van acostumbrando a vivir en acción de gracias,
se entrenan para descubrir a Cristo en cada momento, ¡y cada vez es más fácil!
Hasta que, finalmente, lo tengamos tan integrado, que también nosotros podamos
estar haciendo cualquier tarea... ¡sin perder la melodía!
Hoy el reto del amor es entrenar
la mirada. Te invito a que hoy tengas los ojos abiertos para descubrir tres
veces a Cristo en esta jornada. ¡Encuentra motivos para darLe gracias! Eso
dibujará tu mejor sonrisa para hoy, ¡y allana el camino para la de mañana!
¡Feliz día!
VIVE DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma