Desde niña me ha apasionado la
cocina; eso sí, por aquel entonces tenía un pequeño truco para no organizar una
catástrofe: cuando una receta me llamaba la atención, cogía el libro, se lo
llevaba a mi madre y le preguntaba:
-Mamá, ¿esto estará bueno?
Entonces mi madre se leía la
receta y me daba la respuesta: “Sí, va a estar muy rico” o “No, esto no va a
gustar...”
¡¡Aquello me asombraba!! ¡Mi
madre sabía cómo iba a salir una receta antes de hacerla! ¿Cómo era posible?
Desde mis ojos infantiles, aquello era algo así como un superpoder
impresionante...
El otro día, estaba mirando un
libro de cocina, ¡¡y me descubrí diciendo lo mismo que mi madre!! “Esta receta
puede estar bien... ¡Uy, esta ni lo intento! Es fracaso seguro...”.
No pude evitar sonreír, pensando
que... ¡ahora yo también tengo el superpoder que tanto me impresionaba de
pequeña! Y es ahora cuando he descubierto que ese superpoder, en realidad, se
llama “experiencia”.
Alguien dijo una vez: “Si
borraras todos los errores de tu pasado, también borrarías la sabiduría de tu
presente”.
El único que tiene poder para
borrar por completo la Historia... no quiso hacerlo. El Señor quiso hacer algo
mucho mejor: redimirla.
Destruir para empezar de cero
puede lograr un trabajo limpio; pero tomar la realidad como está y trabajar
desde ahí... es un trabajo mucho más bello, ¡un trabajo que lleva mucho más
amor!
Por eso, de la mano de Cristo,
podemos caminar confiados. Es verdad que quien camina corre el riesgo de
tropezar... pero Él nos tiende la mano, ¡y así un traspiés nos hace avanzar más
rápido!
Hoy el reto del amor es...
¡apostar de nuevo por el amor! No dejes que tus errores te paralicen. Puedes
meter la pata, equivocarte, ¡Cristo cuenta con nuestros fallos! Lo único que te
pide es que no te quedes caído, ¡que sigas amando! Vamos de la mano de quien ya
ha vencido. Así los cristianos podemos afirmar que “con Cristo nunca pierdo: o
gano... o aprendo”. ¿Sigues caminando? ¡Feliz día!
VIVE DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma