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Mons. Gabriele Caccia, Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU |
Existe "una realidad paradójica" que ve "alimento para todos, pero hambre diaria para muchos": así lo reiteró el Arzobispo Gabriele Caccia, Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, quien habló el 16 de octubre en el 75º período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York.
Relación
distorsionada entre alimentación y nutrición
Nuestro planeta,
explicó el Observador Permanente, sufre de "una relación distorsionada
entre alimentos y nutrición": mientras que "millones de personas
sufren y mueren de hambre en todo el mundo", de hecho, "cada día se
tiran toneladas de alimentos", tanto que "una persona de cada nueve
carece de acceso a las comidas diarias". No sólo eso: el Arzobispo recordó
que "un número cada vez mayor de personas tiene acceso principalmente, si
no exclusivamente, a alimentos de calidad inferior", lo que provoca
"aumento de peso, obesidad y enfermedades relacionadas con la nutrición".
De ahí el llamamiento del prelado a "reducir el costo de los alimentos
nutritivos y hacer que las dietas saludables sean accesibles para todos".
No a la cultura del
usa y tira
El "dramático" contexto socioeconómico causado por la pandemia de Covid-19, dijo el Observador Permanente, ha agravado "la vulnerabilidad" de las personas que padecen hambre y malnutrición, porque "la disminución de la productividad agrícola y las restricciones a las exportaciones" han exacerbado "la pobreza y la inseguridad alimentaria de quienes dependen de la economía agroalimentaria". En particular, los trabajadores migrantes estacionales "que ya no pueden conseguir un empleo estacional, no pueden mantener a sus familias" y "millones de niños, debido al cierre de las escuelas, no tienen acceso a las comidas escolares", que representan una parte "significativa" de sus necesidades diarias. Por esta razón, Monseñor Caccia ha pedido que se diseñen medidas específicas y de emergencia para el sector agrícola, porque la seguridad alimentaria "sólo se logrará cuando las estructuras sociales respondan a las exigencias de justicia y respeto de la dignidad intrínseca de cada persona".
Lo que se necesita,
añadió el prelado, es "una nueva mentalidad", es decir, "políticas
de desarrollo que tengan a la persona humana en su centro y que, en lugar de
fomentar la cultura del usa y tira, promuevan la justicia social, la
solidaridad y el respeto por los frutos de la tierra y el trabajo humano",
asegurando "el acceso equitativo a los bienes y recursos indispensables
para sostener la vida y promover el desarrollo integral de cada persona".
Salvaguardar la
creación y sus recursos
Pero al igual que
está vinculado a la pobreza, el hambre también está vinculada a la "salud
del planeta" -subrayó el representante del Vaticano- porque "es vital
preservar los recursos naturales" para lograr "sistemas alimentarios
más sostenibles que reduzcan los efectos del clima y protejan y restauren el
medio ambiente y la biodiversidad". Sólo así, concluyó Monseñor Caccia,
"todos los hombres, mujeres y niños tendrán acceso a su 'pan de cada
día'".
Uso pacífico del
espacio extra atmosférico
En una segunda
intervención, el Observador Permanente abordó algunos temas concretos: en lo
que respecta al espacio extra atmosférico, reiteró la necesidad de "una
utilización pacífica" del mismo gracias a "acuerdos que preserven su
carácter unitario y universal". Una posibilidad sería -explicó- que
"los satélites sean lanzados por organizaciones o consorcios
internacionales, en lugar de por Estados o empresas individuales, y que las
actividades de explotación de los recursos espaciales sean llevadas a cabo por
esos grupos". Al mismo tiempo, Monseñor Caccia instó a que se prestara más
atención a los llamados "desechos espaciales" a fin de eliminar los
"riesgos de colisión" entre los satélites.
El drama de los
refugiados palestinos
En cuanto a la
situación de los refugiados palestinos en el Oriente Próximo, el representante
del Vaticano destacó sus difíciles condiciones de vida, agravadas por la
pandemia del Covid-19, que exige el fortalecimiento de la Agencia de Naciones
Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA, United
Nations Relief and Works Agency for Palestine Refugees in the Near East, por su
acrónimo en inglés) para "alzar la voz, en particular, en nombre de los
niños inocentes, cansados y desgastados por el conflicto que han heredado una
situación tan compleja de las generaciones pasadas". "Los refugiados
palestinos son una población de refugiados de larga data -reiteró el prelado-
Sólo una paz negociada directamente entre los pueblos palestino e israelí
pondrá fin a su situación". El arzobispo Caccia condenó con la máxima
firmeza todos los actos de violencia contra el personal de mantenimiento de la
paz de las Naciones Unidas porque "esos ataques también podrían constituir
crímenes de guerra".
Detener las
violaciones de guerra
Un punto específico
de su discurso el Observador Permanente lo dedicó a las mujeres y los niños, a
menudo víctimas de abusos durante los conflictos armados. “La Santa Sede desea
reiterar que el uso de la violencia sexual como arma de guerra es inaceptable y
debe ser detenido - dijo el Arzobispo -. Ante tan atroces crímenes, no debemos
descuidar nunca la situación de los niños concebidos como resultado de la
violencia sexual en la guerra. Tanto las madres como los niños son
víctimas inocentes y no se debe escatimar ningún esfuerzo para garantizar su
plena integración en la sociedad", además de "perseguir de manera
justa e imparcial" también a los trabajadores de las Naciones Unidas que
son culpables del delito de abuso. Monseñor Caccia finalmente instó "a
incluir a las mujeres en todos los aspectos del proceso de paz, en particular
en la prevención, la resolución de conflictos, la construcción de la paz y los
procesos humanitarios".
Vatican News