Busca la “luz“ y... corre tras ella
Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que
pases un feliz día.
Esta mañana había una polilla en mi celda; se había
parado debajo de la luz y de ahí no se movía. Hasta que la he apagado y he
encendido la del pasillo, dejando la puerta abierta y, ahí sí, se ha movido...
para ir a la otra luz.
Y es que las polillas siempre se han guiado de forma
innata por la luna y las estrellas, pudiendo así reconocer la geografía y ser
ayudadas en sus movimientos migratorios. Pero... se inventó la bombilla, y han
quedado confundidas por millones de luces de las casas, pensando seguir a la
luna, pero... a ningún sitio las conducen.
En cierto sentido somos como las polillas: necesitamos
de la Luz para que nuestro corazón descanse, hemos sido creados por un mismo
Dios y nuestro corazón tiende y necesita de Él.
La luz de Cristo es aquella que nos deja gozo y paz en
el corazón, aquella en que podemos descansar en la certeza de estar en Sus
Manos. Es la luz que nos hace experimentar la verdadera Felicidad. Es la luna y
las estrellas que nos ayudan a saber hacia dónde dirigirnos.
“Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está
inquieto hasta que descanse en ti”. Si tu corazón necesita paz, si siente
miedo, si quiere dar gracias, descansar, sentirse amado, una dirección... busca
a Cristo.
Hoy el reto del amor es que seas polilla y busques la
luz, pero la Luz verdadera. Guía tus pasos a una iglesia y deja que tu corazón
descanse en Él.
VIVE DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma