Al
finalizar la Audiencia general, Papa Francisco invitó a vivir un día universal
de oración y ayuno por el Líbano, el próximo viernes 4 de septiembre
El
Líbano es un mensaje de libertad, un ejemplo de pluralismo tanto para el Este
como para el Oeste” expresó el Pontífice.
“Un
mes después de la tragedia que golpeó a la ciudad de Beirut, mis pensamientos
se dirigen de nuevo al querido Líbano y a su población particularmente
afligida”: expresó Papa Francisco esta mañana al finalizar la Audiencia general
realizada en el Patio de San Dámaso del Palacio Apostólico. “El Líbano no puede
ser abandonado en su soledad”, afirmó el Papa, junto a un sacerdote libanés que
se acercó con una bandera de su país.
“Durante
más de cien años –continuó el Pontífice-, el Líbano ha sido un país de
esperanza”. Recordó que incluso durante los períodos más oscuros de su
historia, “los libaneses han mantenido su fe en Dios y han demostrado su
capacidad para hacer de su tierra un lugar de tolerancia, respeto y
convivencia, único en la región”. Por estas razones, “el Líbano representa algo
más que un Estado: el Líbano es un mensaje de libertad, un ejemplo de
pluralismo tanto para el Este como para el Oeste”. Papa Francisco reconoció que
“por el bien del país, pero también del mundo, no podemos permitir que esta
herencia se pierda”.
Asimismo,
animó a todos los libaneses “a seguir esperando y a encontrar la fuerza y la
energía necesarias para empezar de nuevo”. A los políticos y a los líderes
religiosos, “que se comprometan con sinceridad y transparencia en la labor de
reconstrucción, dejando de lado los intereses partidistas y mirando al bien
común y al futuro de la nación”. Al mismo tiempo, renovó la invitación a la
comunidad internacional “para que apoye al país a salir de la grave crisis, sin
involucrarse en tensiones regionales”. Finalmente, se dirigió a los habitantes
de Beirut, “que han sido duramente golpeados por la explosión”, animándolos a
tener coraje y que la fe y la oración sean su fuerza. El Santo padre, pidió que
no abandonasen sus hogares y su herencia: “no dejen caer los sueños de aquellos
que creyeron en el futuro de un hermoso y próspero país”.
“Queridos
pastores, obispos, sacerdotes, consagrados, laicos, continúen acompañando a sus
fieles y a ustedes, obispos y sacerdotes, les pido celo apostólico, les pido
pobreza, no lujo. Pobreza con su pobre gente que está sufriendo. Den ejemplo de
pobreza y humildad. Ayuden a sus fieles y a su pueblo a levantarse y ser
protagonistas de un nuevo renacimiento. Sean todos trabajadores de la armonía y
la renovación en nombre del interés común, de una verdadera cultura del
encuentro, de la convivencia en paz, de la fraternidad, una palabra tan querida
por San Francisco”.
Papa
Francisco, concluyó invitando a todos a vivir un día universal de oración y
ayuno por el Líbano, el próximo viernes 4 de septiembre. “Tengo la intención de
enviar un representante mío al Líbano ese día para acompañar a la población
–expreso el Santo Padre-. Ese día el Secretario de Estado irá en mi nombre.
Irá, para expresar mi cercanía y solidaridad. Ofrecemos nuestras oraciones por
todo el Líbano y por Beirut. También estemos cerca con el compromiso concreto
de la caridad, como en otras ocasiones similares. También invito a los hermanos
y hermanas de otras confesiones y tradiciones religiosas a asociarse a esta
iniciativa de la manera que consideren más apropiada, pero todos juntos”.
Ciudad
del Vaticano
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