Hace exactamente 300 años, una devastadora
plaga en Francia llevó a los pobladores a realizar lo que probablemente fue la
primera consagración y adoración pública del Sagrado Corazón de Jesús
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Dominio público |
Por medio del mensaje que Jesús comunicó a
la religiosa, Venerable Anne-Madeleine Remuzat, y la obediencia del Obispo de
Marsella, Mons. Henri de Belsunce, la peste, que mató a mil personas en la
ciudad y sus alrededores en dos años, terminó definitivamente en 1722, después
de que los funcionarios de la ciudad finalmente acordaron participar en una
procesión por la recién establecida fiesta del Sagrado Corazón.
La Hermana Anne-Madeleine nació en Marsella
en 1696. Cuando tenía nueve años, recibió el permiso de sus padres para ingresar
al monasterio de las Grandes Maries, de la Orden de la Visitación.
La religiosa continuó con la misión de
Santa Margarita María de Alacoque, que promovió la devoción al Sagrado Corazón
después de una serie de visiones en las que Cristo se le apareció, pidiéndole
que fomentara la devoción a su Sagrado Corazón en reparación por los pecados,
la indiferencia y los abusos cometidos contra el Santísimo Sacramento.
La Hermana Anne-Madeleine fundó una
asociación dedicada al Sagrado Corazón de Jesús para agradecer al Señor por su
amor por los hombres y reparar las afrentas que sufrió Cristo durante su vida
terrenal y que todavía recibe en la Eucaristía.
La asociación recibió la aprobación del
Vaticano en 1717. Al año siguiente, unas 60 personas que se reunieron para
adorar en una iglesia local vieron el rostro de Cristo en el sacerdote durante
más de media hora. En ese momento, Dios le reveló a la Hermana Anne-Madeleine
que si la ciudad de Marsella no se arrepentía de su inmoralidad, sería
castigada.
Además del relajamiento moral de los
ciudadanos de Marsella, la herejía del jansenismo había echado raíces en
Francia. Según sus defensores, el libre albedrío del hombre es incapaz de
cualquier bondad moral y señalaban que Cristo murió solo por una pequeña fracción
de personas, a los que la gracia se les había dado desde el nacimiento.
En 1713, el Papa Clemente XI condenó los
errores jansenistas, pero en Francia algunas personas no aceptaron la condena.
En mayo de 1720, un barco del Medio Oriente
trajo la peste bubónica, comenzando la Gran Plaga de Marsella. Más tarde ese
verano, con más y más casos de la peste, se estableció una cuarentena alrededor
de la ciudad. Las iglesias estaban cerradas. El monasterio de la Hermana
Anne-Madeleine se salvó, y su comunidad realizó muchos actos de caridad durante
ese tiempo.
A instancias de su superior, la Hermana
Anne-Madeleine le pidió a Dios que le enseñara cómo deseaba que se honrara su
Sagrado Corazón para que la plaga en Marsella terminara. El Señor le dijo que
quería una fiesta solemne para honrar su Sagrado Corazón, según indica la abadía de Clairval.
Mons. de Belsunce instituyó la fiesta en la
Diócesis de Marsella y consagró la ciudad el 1 de noviembre de 1720,
probablemente la primera consagración y adoración pública al Sagrado Corazón.
La abadía de Clairval señala que a partir
de ese momento la enfermedad disminuyó gradualmente. Pero la gente no reformó
sus vidas y en 1722 reapareció la plaga. Mons. de Belsunce ordenó procesiones
para el Corpus Christi y la nueva fiesta del Sagrado Corazón.
Los concejales de la ciudad de Marsella,
que no habían asistido a la consagración y a la Misa de 1720, participaron en
las procesiones de 1722, según indica Visitation Spirit. La plaga terminó por
completo en septiembre.
La venerable Anne-Madeleine Remuzat murió
en 1730. Su causa de canonización está abierta.
Traducido y adaptado por Harumi Suzuki.
Publicado originalmente en NCR.