MES DE JUNIO: MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Es frecuente encontrar en los hogares la imagen del Sagrado Corazón de Jesús

Dominio público
¿Podemos soñar, qué los males que se han echado encima de las familias, pueden ser vencidos? ¡Pues claro que si!

Es frecuente encontrar en los hogares la imagen del Sagrado Corazón de Jesús. Ya sea en un cuadro, o en una imagen entronizada en algún rincón, en alguna pared o simplemente tras la puerta de entrada. Es una costumbre muy arraigada el entronizar la imagen de Jesús.

¿De dónde viene, cuándo empezó esta costumbre? Allá por Septiembre de 1907 bajo el papado de San Pío X se cuenta que recibió la visita de un misionero peruano, el Padre Mateo, quien había sido curado milagrosamente de su tuberculosis ante la imagen de la capilla de las apariciones del Sagrado Corazón. Al estremecerse cuando se sintió curado, también sintió que Jesús quería algo de él.

....Santo Padre, vengo a pedirle su autorización y la bendición para la empresa que quiero iniciar. Quiero lanzarme por todo el mundo predicando una cruzada de amor. Quiero conquistar hogar por hogar para el Sagrado Corazón de Jesús. Entronizar su imagen en todos los hogares, para que su imagen presida la vida de la familia. Para que Cristo sea el rey de la familia. ¿Me lo permite?

---No, no te lo permito. Y ante la cara sorprendida del misionero, añadió enseguida: No te lo permito, te lo mando que lo hagas, ¿entiendes?....tienes mandato del Papa, no permiso. ¡Vete con mi bendición! Pío X era un poco bromista. Esta pequeña anécdota figura en la vida de su santidad.

A partir de ese momento empezó la campaña de entronizar la imagen del Sagrado Corazón que prendió en todo el mundo. Desde entonces su imagen o el cuadro ha presidido la vida de innumerables hogares cristianos.

Hoy la familia constituye la preocupación mayor de la Iglesia y de toda la sociedad en general. Porque vemos cómo el matrimonio se tambalea, muchas veces con pocos años de contraído.

El divorcio o la separación está a las puertas de muchos hogares de parejas todavía jóvenes.

Los hijos no encuentran en la casa el ambiente en que desarrollarse sanamente, lo mismo en el orden físico que en el intelectual y el moral.

Partimos siempre del presupuesto de que la familia es la célula primera de la sociedad y esto es lo que más debemos cuidar.

Si esa célula se deteriora viene el temido cáncer. ¿Qué es el cáncer? El cáncer no es otra cosa que una célula del cuerpo mal desarrollada.

Esto que pasa en el orden físico, y de ahí tantas muertes producidas por el cáncer, pasa igual en el orden social. Pasa igual en una familia mal desarrollada.

La mayor plaga que está asolando el mundo de hoy, son las separaciones y los divorcios. Todos queremos poner remedio a las situaciones dolorosas de la familia. Todos queremos hacer de nuestro hogar un pedacito de cielo.

¿Por dónde empezar? Hay que recurrir al Cristo Nupcial que está insertado en medio de los esposos y toda la familia bajo la mirada de esa imagen que está en algún rincón del hogar. Quizás medio olvidada.

Es la batalla de siempre entre dos modos distintos de confiar: los que apuestan a la nada y los que apuestan a la verdad. Por eso dice Donoso Cortés: “el hombre vive siempre sujeto a la fe… cuando parece que deja la fe por su propia razón, no hace otra cosa que dejar la fe de lo que es divinamente misterioso por la fe de lo que es misteriosamente absurdo” .

“La gente no hace las cosas mal por el mero gusto de hacerlas mal, sino `porque creen que hacen un bien”

Decía San Juan Pablo II: El peor mal que le pasa a la humanidad es no tener conciencia de lo que está mal. Se hace el mal como si fuera el bien.

Habrá que aprender a pensar para poner el bien y el mal cada uno en su lugar. Habrá que hacer este esfuerzo si queremos un mundo mejor y en esto de buscar lo mejor necesitaremos la iluminación de Dios.

Entonces, sólo entonces, las crisis serán para bien, porque serán resueltas con la sabiduría del gran sabio que es Dios.

¿Podemos soñar, qué los males que se han echado encima de las familias, pueden ser vencidos? ¡Pues claro que si!

Empecemos por meter a Jesús en nuestro hogar. Empecemos por usar nuestro propio Cristo Nupcial para que nos ilumine, para que nos oriente.

Ellos nos iluminaran lo que debemos hacer, ellos nos darán las fuerzas necesarias para enfrentar todo mal que entorpezca la convivencia familiar.

Por: Salvador Casadevall

Fuente: Catholic.net