Serios
problemas
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Cuando
bajaba las escaleras para ir al rosario, de pronto, un extraño sonido retumbó
por toda la huerta.
-¡¡Auuuuuuuuuuu!!
¡¡¡AUUUUUUUUU!!!
Jubi
pedía auxilio desesperada. Por los aullidos, parecía algo realmente serio.
Cualquiera diría que la estaban atacando, cortándole las orejas por lo menos...
A
toda prisa fui a la ventana más cercana y me asomé para ver qué ocurría.
Efectivamente, el asunto era muy grave:
El
gato se había sentado en la rampa. La rampa donde Jubi duerme la siesta, para
más señas. Justo en SU baldosa.
Nuestra
beagle estaba pidiendo a gritos que alguien quitase al felino de ahí, mientras
Maripo daba golpecitos con el rabo en el suelo, regodeándose con malévola
satisfacción por haber llegado primero.
Me
fui a la capilla meneando la cabeza. “No tienen remedio...”, iba pensando, “Una
huerta en la que caben mil perros y gatos, y están todo el día discutiendo...”
Justo
entonces el Señor me lo iluminó: ¡ahí estaba la clave! En vez de ver toda una
huerta de posibilidades, Jubi solo veía su baldosa ocupada.
Por
extraño que parezca, puede sucedernos lo mismo a nosotros. Cristo acaba de
regalarte un día entero, tienes por delante 24 horas llenas de posibilidades.
Pero, ¿no te ha pasado alguna vez que, por un mal momento, un minuto de
disgusto, estropees la jornada completa?
En
el Evangelio, Cristo nos habla de la importancia de la mirada. Nos dice que el
ojo es la lámpara del cuerpo. Si nuestros ojos se quedan “atrapados” en un
detalle malo o negativo, ¡todo nuestro interior se convierte en oscuridad!
Por
eso es tan importante “entrenar la vista”, pedirle al Señor ser capaz de ver el
lado bueno, ¡pues Cristo nos deja siempre una huerta entera de alternativas! Su
mirada es tan positiva, que confía en ti y en mí; viendo nuestras debilidades y
pobrezas, ¡sueña con llegar a hacernos santos! Su mirada de amor necesita poco,
solo unos panes y unos peces, ¡y su amor lo multiplica para saciar a la
multitud!
¿En
qué detalles del día fijarás tus ojos?
Hoy
el reto del amor es pedirle a Cristo que cambie tu mirada. Te invito a que le
pidas al Señor unos ojos como los Suyos, capaces de ver lo bueno en todo y en
todos, ¡por pequeño que sea! Y te aseguro que, buscando eso bueno, ¡Él se
encargará de multiplicarlo! ¡Feliz día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma
