Ella
oraba "Oh amado Jesús, aumenta mi paciencia en la medida que aumentan mis
sufrimientos". La herida duró por el resto de su vida
Dominio público |
Santa
Rita quería ser monja, pero por obedecer a sus padres, se casó. Su esposo le
causo muchos sufrimientos, pero ella devolvió su crueldad con oración y bondad.
Con el tiempo él se convirtió, llegando a ser considerado y temeroso de Dios.
Pero Santa Rita tuvo que soportar un gran dolor cuando su esposo fue asesinado.
Santa
Rita descubrió después que sus dos hijos estaban pensando en vengar el
asesinato del padre. Ella temía que pusieran sus deseos en efecto de acuerdo
con la maliciosa costumbre de la Venganza. Con un amor heroico por sus almas,
ella le suplicó a Dios que se los llevara de esta vida antes de permitirlos
cometer este gran pecado. No mucho tiempo más tarde ambos murieron después de
prepararse para encontrarse con Dios.
Sin
su esposo e hijos, Santa Rita se entregó a la oración, penitencia y obras de
caridad. Después de un tiempo ella aplicó para ser admitida al Convento
Agustiniano en Casia. Ella no fue aceptada, pero después de orarle a sus tres
especiales santos patronos - San Juan Bautista, San Agustín y San Nicolás de
Tolentino - milagrosamente entró al convento y fue permitida a quedarse. Esto
sucedio alrededor del año 1411.
En
el convento, la vida de Santa Rita fue marcada por su gran caridad y severas
penitencias. Sus oraciones obtuvieron para otros, curas notables, liberación
del demonio y otros favores especiales de Dios para que ella pudiera compartir
en el dolor de Su Corona de Espinas, Nuestro Señor dio a Santa Rita una herida
de espina en su frente.
Fue
muy dolorosa y expelía un olor desagradable, pero ella lo consideraba una
gracia divina. Ella oraba "Oh amado Jesús, aumenta mi paciencia en la
medida que aumentan mis sufrimientos". La herida duró por el resto de su
vida.
Santa
Rita falleció un Mayo 22, 1457 a la edad de 76 años. La gente se agolpó al
convento a pagar sus últimos respetos. Innumerables milagros tuvieron lugar a través
de su intercesión, y la devoción hacia ella se extendió a lo largo y a lo
ancho. El cuerpo de Santa Rita fue conservado perfecto por varios siglos, y a
veces daba una fragancia dulce. En la ceremonia de beatificación, el cuerpo de
la Santa se elevó y abrió sus ojos.
Dios
ha escuchado las oraciones de Santa Rita por otros en innumerables ocasiones, y
ciertamente ella estará feliz de interceder una vez más, a nombre de aquellos
que le ruegan a ella ahora - para continuar percibiendo la verdad de su gran
nombre.
Fuente: EWTN