Con la revisión del calendario romano en el año 1969, el Beato Pablo VI trasladó la celebración al último día del mes mariano de mayo para que cayera entre las fiestas de la Anunciación y el Nacimiento de San Juan Bautista
![]() |
Dominio público |
San Ambrosio anota que fue María
la que se adelantó a saludar a Isabel puesto que es la Virgen María la que
siempre se adelanta a dar demostraciones de cariño a quienes ama.
Por medio
de la visita de María llevó Jesús a aquel hogar muchos favores y gracias: el
Espíritu Santo a Isabel, la alegría a Juan, el don de Profecía, etc, los cuales
constituyen los primeros favores que nosotros conocemos que haya hecho en la
tierra el Hijo de Dios encarnado. San Bernardo señala aquí que desde entonces
María quedó constituida como un "Canal inmenso" por medio del cual la
bondad de Dios envía hacia nosotros las cantidades más admirables de gracias,
favores y bendiciones.
Además,
nuestra Madre María recibió el mensaje más importante que Dios ha enviado a la
tierra: el de la Encarnación del Redentor en el mundo, y en seguida se fue a
prestar servicios humildes a su prima Isabel. No fue como reina y señora sino
como sierva humilde y fraterna, siempre dispuesta a atender a todos que la
necesitan.
Este fue
el primero de los numerosos viajes de María a ayudar a los demás. Hasta el
final de la vida en el mundo, Ella estará siempre viajando para prestar
auxilios a quienes lo estén necesitando. También fue la primera marcha
misionera de María, ya que ella fue a llevar a Jesús a que bendijera a otros,
obra de amor que sigue realizando a cada día y cada hora.
Finalmente, Jesús
empleó a su Madre para santificar a Juan Bautista y ahora ella sigue siendo el
medio por el cual Jesús nos santifica a cada uno de nosotros que somos también
hijos de su Santa Madre.
Hay
dos aspectos de la escena de la Visitación que debemos considerar:
1.- La agenda persona de
María e Isabel
Cualquier
asunto pendiente en la agenda personal de María e Isabel es
dejado a un lado. Ambas mujeres tenían muy buenas razones para estar muy
preocupadas con sus embarazos y todo lo que conlleva traer una nueva vida al
mundo. Ambas tenían derecho a enfocarse en sí mismas por un tiempo. María
visita a su pariente para ayudarla y también para ser ayudada por ella.
Estas
dos grandes mujeres se consolaban entre sí, compartieron sus historias, y se
dieron la una a la otra el don del servicio en medio de la nueva vida que
debieron haber experimentado: Isabel después de sus largos años de
esterilidad y ahora su repentino embarazo, y María, después de su
encuentro con el mensajero celestial, y su situación matrimonial "irregular"
de aquel tiempo aunado a su embarazo
2.- La prisa de María
Lucas
nos cuenta que María emprendió a toda prisa el largo y
peligroso viaje desde Nazaret a un pueblo de la región montañosa de Judea. Ella
tenía claro lo que quería y no permitió que nadie ni nada la detuviese.
En
su comentario sobre el Evangelio de Lucas, San Ambrosio de Milán describe esta
prisa con una frase en Latín casi intraducible: "nescit tarda molimina
Spiritus Sancti gratia" lo que podría significar: "la gracia del
Espíritu Santo no conoce de esfuerzos retrasados" o "Los
esfuerzos retrasados son extraños a la gracia del Espíritu Santo".
La
libre elección de María de avanzar hacia adelante y hacia el exterior
es reflejo de una decisión tomada en lo profundo de su corazón, seguido de
una acción inmediata.
¿Cuántas
cosas hay en nuestra vida hemos soñado realizar, que deberíamos haber
hecho, y nunca hicimos? ¿Cartas que deberíamos haber escrito,
sueños que deberíamos haber realizados, gratitud que debimos
expresar, el afecto que nunca mostramos? El aplazar las cosas,
retrasarlas, pesan mucho sobre nosotros, nos desgasta y nos desanima
¿Qué nos enseña la
Visitación?
La
historia de la Visitación nos enseña una lección importante: cuando Cristo está
creciendo dentro de nosotros, seremos conducidos a personas, hacia lugares
y situaciones que nunca hemos soñado. Vamos a tener palabras de consuelo y
de esperanza que no serán nuestras. En el mismo acto de consolar a otros,
seremos consolados. Vamos a estar en paz, sentirnos recogidos, porque sabemos
que por muy insignificante que parezca nuestra vida y nuestros problemas, a
partir de ellos Cristo se está formando en nuestro interior.
Las
mujeres del Evangelio de hoy nos muestran que es posible ir más allá de
nuestras propias pequeñas agendas personales y participar en el ministerio
auténtico del servicio y la entrega, del verdadero ministerio del amor.
La caridad auténtica de
María
El
viaje de María nos demuestra la llamada a vivir en comunidad. A veces, nuestra
presencia física es el mejor regalo que podemos darle a otra persona. Nos
recuerda también que María lleva a Cristo en su interior en su peregrinación,
lo que le da otro gran significado a su decisión de ofrecer apoyo a su prima. El
Papa Juan Pablo II lo reconoció en una homilía de 1997, cuando reflexionó
sobre la Visitación:
"En
este acto de solidaridad humana, María demostró que la caridad auténtica, crece
dentro de nosotros cuando Cristo está presente".
En
nuestra vida pasajera, debemos practicar también ese ministerio: hacer cosas
por los demás, amar a las personas difíciles, servir a los pobres, enseñar a
otros, permitir servir y ser servidos, enseñar, cuidar, consolar y
amar sin horarios ni limitaciones. Tales momentos nos liberan de nuestros
propios egoísmos y nos permiten cantar con alegría el Magníficat como María - a
lo largo de nuestra vida - y celebrar así, las grandes cosas que Dios hace
por nosotros y nuestro pueblo.
Santa
María, ruega por nosotros
Fuente. ACI/Píldorasdefe