“Ejemplo de heroísmo”
Misa en la Casa Santa Marta, 10 mayo 2020 © Vatican Media |
Según
informa Vatican News, en la introducción de la Misa matutina
celebrada y transmitida en vivo en la capilla de la Casa Santa Marta, el Papa
Francisco dirigió su oración a las enfermeras.
Así,
ayer, 12 de mayo de 2020, en el día de las enfermeras, el Santo Padre pidió:
“Recemos hoy por los enfermeros y enfermeras, hombres, mujeres, muchachos y
muchachas que tienen esta profesión, que es más que una profesión, es una
vocación, una dedicación. Que el Señor los bendiga. En esta época de la
pandemia han dado ejemplo de heroísmo y algunos han dado su vida. Recemos por
las enfermeras y los enfermeros”.
Después,
en la homilía, meditó sobre el Evangelio hodierno (Jn 14,27-31) en el que Jesús
dice a sus discípulos: “Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el
mundo”.
La paz del mundo
“El
Señor antes de irse saluda a los suyos y da el don de la paz, la paz del Señor”,
explicó Francisco, “no se trata de la paz universal, aquella paz sin guerras
que todos nosotros deseamos que exista siempre, sino la paz del corazón, la paz
del alma, la paz que cada uno de nosotros tiene dentro. Y el Señor te la da,
pero no como la da el mundo”.
Así,
indicó que se trata de paces distintas: “El mundo te da paz interior”, la paz
de tu vida, este vivir con el corazón en paz, “como una posesión tuya, como
algo que es tuyo y te aísla de los demás” y “es una adquisición tuya: tengo
paz. Y tú, sin darte cuenta, te encierras en esa paz, es una paz un poco para
ti”, que hace estar tranquilo y feliz, pero “te adormece un poco, te anestesia
y te hace quedarte contigo mismo”. En definitiva, es “un poco egoísta”.
Esta
es la paz que da el mundo, “una paz cara porque tienes que cambiar
constantemente los instrumentos de paz: cuando te entusiasmas con una cosa, te
da paz una cosa, luego se acaba y tienes que encontrar otra… Es cara porque es
temporal y estéril”, clarificó el Papa.
La paz de Dios
“En
cambio, la paz que Jesús da es otra cosa. Es una paz que te pone en movimiento,
no te aísla, te pone en movimiento, te hace ir hacia los demás, crea comunidad,
crea comunicación. La paz del mundo es cara, la paz de Jesús es gratis, es
gratuita: la paz del Señor es un don del Señor. Es fecunda, siempre te hace
avanzar”, prosiguió el Pontífice.
Y
propuso un ejemplo del Evangelio “que me hace pensar en cómo es la paz del
mundo”: “Ese Señor que tenía los graneros llenos” y planeó construir otros
almacenes “para vivir finalmente en tranquilo”
“Necio,
dice Dios, esta noche morirás”, relató el Obispo de Roma. Esta es “una paz
inmanente que no abre la puerta al más allá. En cambio, la paz del Señor está
“abierta al Cielo, está abierta al Paraíso”, es “una paz fecunda que se abre y
porta a otros contigo al Paraíso”.
Examinar cuál es nuestra
paz
A
continuación, el Papa Francisco invitó a ver dentro de nosotros mismos cuál es
nuestra paz: “¿encontramos la paz en el bienestar, en la posesión y en muchas
otras cosas o encuentro la paz como don del Señor? ¿Tengo que pagar por la paz
o la recibo gratis del Señor? ¿Cómo es mi paz? Cuando me falta algo, ¿me
enfado?”.
Esta,
puntualizó, “no es la paz del Señor. Esta es una de las pruebas. ¿Estoy
tranquilo en mi paz, me adormezco? No es del Señor. ¿Estoy en paz y quiero comunicarla
a los demás y llevar algo adelante? Esa es la paz del Señor. Incluso en tiempos
malos y difíciles, ¿esa paz permanece en mí? Es del Señor. Y la paz del Señor
es fecunda también para mí porque está llena de esperanza, es decir, mira al
Cielo”.
Paz definitiva del Cielo
En
este sentido, el Santo Padre contó que ayer recibió una carta de un buen
sacerdote que le dijo que hablaba poco del Cielo, que debería hablar más de él:
“Y tiene razón, tiene razón. Por eso hoy he querido subrayar esto: que la paz,
esta paz que nos da Jesús, es una paz para el presente y para el futuro. Es
empezar a vivir el Cielo, con la fecundidad del Cielo. No es anestesia”.
“La
otra, sí: te anestesias con las cosas del mundo y cuando la dosis de esta
anestesia termina tomas otra y otra y otra y otra… Esta es una paz definitiva,
fecunda, también contagiosa. No es narcisista, porque siempre mira al Señor. La
otra te mira a ti, es un poco narcisista”, agregó.
Por
último, Francisco pidió: “Que el Señor nos dé esta paz llena de esperanza, que
nos hace fecundos, nos hace comunicativos con los demás, que crea comunidad y
que siempre busca la paz definitiva del Paraíso”.
Adoración y bendición
eucarística
De
acuerdo al citado medio vaticano, el Papa Francisco terminó la celebración con
la adoración y la bendición eucarística. Antes de salir de la capilla dedicada
al Espíritu Santo, se cantó la antífona mariana del tiempo de Pascua, «Regina
caeli»:
Regína
caeli laetáre, allelúia.
Quia
quem merúisti portáre, allelúia.
Resurréxit,
sicut dixit, allelúia.
Ora
pro nobis Deum, allelúia.
Larissa
I. López
Fuente:
Zenit