Detrás
de las cámaras
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
El
otro día escuché una anécdota sobre el rodaje de la película “La Pasión” de Mel
Gibson. Jamás lo había oído, y me dejó muy impactada.
Jim
Caviezel (el que interpreta a Jesús), evidentemente, como actor, quería hacer
bien su trabajo, dar lo máximo, realizar una actuación brillante. Sin embargo,
como creyente, su sueño durante la película era llevar a Cristo a la gente.
¡Acercarles a Él en persona!
Personalmente,
ya conocía la intensa vida espiritual que tuvo el equipo durante el rodaje:
Eucaristía, oración... Pero Jim dio un paso más.
Cuando
iban a rodar la escena de la Última Cena, pidió que, delante de él, estuviese
un sacerdote sosteniendo la custodia con el Santísimo expuesto. Y sucedió. Hubo
un sacerdote con Jesús eucaristía frente a él mientras grabaron esa escena.
Hasta
ahí, podía ser muy bello. Pero resulta aún más impresionante cuando conoces el
auténtico motivo del actor.
Dijo
que quería que, como sucede con la Virgen de Guadalupe, al menos en el reflejo
de sus ojos, quien le mirase, viese realmente a Cristo. Si ves una luz blanca
en los ojos del actor durante esta escena, no es un foco: es Cristo eucaristía
reflejándose en sus pupilas.
Él
quería que la gente viese a Jesús y, aunque muchos no se den cuenta, ¡lo logró!
Al mirar a los ojos al actor, le vemos a Él.
Me
ha impresionado un montón, pues Jim consiguió realizar lo más sublime del modo
más sencillo: para que la gente mirara a Cristo, le bastó mirarLe.
¿Y
no nos sucede lo mismo a nosotros? Personalmente, parece que me resulta más
fácil la actividad: hacer, hablar... ¡obrar de alguna manera para llevar a
Cristo! Y, sin embargo, en medio de esta pandemia, Él me ha demostrado que la
primera forma de evangelizar... es mirarLe.
Desde
que comenzó el confinamiento, hemos tenido una hora más de adoración con el
Santísimo, y recuerdo mucho aquella frase con que santa Teresa exhortaba a sus
monjas: “No os pido más que Le miréis”. ¡Bien sabía ella que de esa mirada nace
todo lo demás!
Y,
cuando Jesús eligió a los Doce, dice que los escogió “para estar con Él y para
enviarlos a predicar”. ¡Primero es estar con Él, después la misión! Porque,
quien está con Él, quien experimenta su Amor infinito e incondicional, aunque
no diga nada, ¡se le nota en la mirada!
Hoy
el reto del amor es mirar a Jesús. Busca una iglesia, y, si tiene Exposición,
mucho mejor. Sal, ponte en camino, ¡encuéntraLe! Y, cuando llegues, siéntate y,
simplemente, míraLe.
VIVE
DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma