HERMILIA, IRASEMA Y CANDELARIA, EL TRÍO DE RELIGIOSAS QUE SOSTIENE A 100 FAMILIAS DE LA SIERRA DE MADRID

«Son muchos los que vienen y nos traen la compra para alguna de las familias que atendemos. O nos llaman y nos preguntan “qué es lo que más falta hace”»

La hermana Hermilia durante el reparto de comida. 
Foto: Centro Cáritas Buitrago
Como responsables del Centro de Cáritas de Buitrago, las tres hermanas de las Misioneras Catequistas de los Sagrados Corazones de Jesús y María hacen llegar la caridad de la Iglesia a cerca de 100 familias de 27 pueblos distintos de la sierra de Madrid que lo están pasando mal por el coronavirus.

A todos los voluntarios mayores, al ser población de riesgo, los mandó a casa para evitar que se contagiaran con el coronavirus, pero la hermana Hermilia, con casi 70 años, no ha tenido esa misma consideración para consigo misma y junto con otras dos religiosas de las Misioneras Catequistas de los Sagrados Corazones de Jesús y María, y tres voluntarios jóvenes, están atendiendo a 100 familias necesitadas de la zona norte de Madrid. 

«Soy consciente de que soy población de riesgo, pero es nuestra misión. Somos religiosas y misioneras. Aceptamos venir aquí por esta gente y no les vamos a dejar solas ante la necesidad». Además, «Dios es providente. Es quien nos cuida y vela por nosotros. Así que si Él nos quiere por aquí, aquí estaremos. Y cuando Él diga “vengan para acá”, pues nos iremos», asegura la religiosa en conversación con Alfa y Omega.

Mientras tanto, Hermilia se dedica, junto a las hermanas Irasema y Candelaria, «a atender las llamadas de auxilio que nos llegan» desde 27 de los 39 pueblos de la sierra de Madrid –desde Rascafría hasta La Hiruela–, que pertenecen al arciprestazgo de Buitrago de Lozoya.

«La gran mayoría de llamadas es de gente que se ha quedado sin trabajo y nos piden alimentos», aseguran las tres religiosas, responsables del Centro de Cáritas Buitrago. También «estamos recibiendo peticiones de ayuda de familias que van a necesitar apoyo económico para pagar el alquiler o los suministros. Otra tarea que hacemos es ayudar con las tareas escolares. Los colegios les mandan actividades o deberes, pero algunas familias no tienen impresora y no las pueden hacer. En esos casos, nos las envían a nosotras, las imprimimos y se las llevamos a casa», explica la hermana Hermilia.

100 corderos y otros tantos quesos

Sin embargo, en esta ingente labor tienen el apoyo de los vecinos de la zona. «Son muchos los que vienen y nos traen la compra para alguna de las familias que atendemos. O nos llaman y nos preguntan “qué es lo que más falta hace”».

Asimismo, cuentan con la colaboración de la Plataforma Sierra Norte Acción CV19, que recientemente entregó a las religiosas 100 corderos y más de 100 quesos de cooperativas cercanas para que los repartieran entre las familias necesitadas.

Familias, ancianos y enfermos de coronavirus

Los principales beneficiaros son «familias jóvenes que trabajaban principalmente en el sector de la hostelería y que ante el cierre de los bares y los restaurantes se han quedado en la calle». Hay también algunas madres solteras que «trabajaban en residencias de ancianos pero que al quedarse sin la ayuda del colegio y de las vecinas han tenido que dejar de trabajar para cuidar a sus hijos».

Tampoco «nos olvidamos de las personas mayores. Antes del coronavirus las visitábamos a diario junto a las Carmelitas Mensajeras del Espíritu Santo y ahora lo que hacemos es llamarlas por teléfono. Algunos tienen miedo. Les consolamos y les animamos a que tengan mucha confianza en Dios».

Y a pesar de que por la zona no tiene mucha presencia el COVID-19, «sí que hemos tenido que ayudar a algunas personas que se han infectado. Nos pedían ayuda porque no podían salir de casa al estar enfermos. Igual que a los demás, le llevamos la compra hasta casa, se la dejamos en la puerta y luego le llamamos por telefonillo para avisarle de que ya la puede recoger». La respuesta desde el otro lado del telefonillo es prácticamente idéntica a la que da cada una de las 100 familias sostenidas por estas tres religiosas: “Muchas gracias hermanas. Cuidaros porque os necesitamos mucho”».

José Calderero de Aldecoa

Fuente: Alfa y Omega