Los estudios demuestran,
por ejemplo, que la religiosidad puede ayudar a enfrentar el cáncer de forma
más efectiva y a tener un espíritu más combativo
Le
espiritualidad tiene un impacto positivo sobre la salud. Así lo demuestran
diversos estudios recopilados en un artículo científico publicado por las
doctoras Carmen Navas e Hyxia Villegas de la Universidad de Carabobo de
Venezuela.
Según
dichos estudios, la espiritualidad ofrece herramientas que favorecen la salud
como:
Relaciones
personales: la religiosidad, generalmente está asociada a formar parte de
una comunidad, por lo que se desarrollan relaciones personales positivas y se
dispone de un círculo de apoyo más grande que puede ayudar a sobre llevar las
dificultades, sobre todo cuando son importantes, en el ámbito de la salud y la
enfermedad.
Autocuidado: las
prácticas religiosas generalmente animan a las personas a mejorar sus hábitos
saludables: mejor alimentación, abandono del alcohol y el tabaco etc.
Actitud
positiva ante la vida: La espiritualidad está asociada al amor a la vida
por lo que conlleva a una menor propensión al suicidio, incluso en pacientes
terminales, y tiene un profundo efecto en los niveles de ansiedad, de depresión
y en la velocidad de recuperación. Existen estudios que demuestran que altos
niveles de fe están relacionados con altos niveles de autoestima y, por lo
tanto, a tener mayor esperanza y capacidad de dar significado a la vida durante
la enfermedad.
Superación
de dificultades: las personas espirituales tienden a sobrellevar mejor las
situaciones difíciles, perciben la enfermedad como una oportunidad de
crecimiento personal y ven a los profesionales de la salud como unos aliados en
el proceso de curación.
Los
estudios demuestran, por ejemplo, que la religiosidad puede ayudar a enfrentar
el cáncer de forma más efectiva y a tener un espíritu más combativo. En el caso
de pacientes con VIH existen evidencias de que las prácticas religiosas pueden
estar asociadas a una función inmune más estable y a menores índices de
depresión.
La
oración: La espiritualidad está ligada a formas de oración y meditación
que producen un efecto de relajación que combate el estrés, calma el cuerpo y
fomenta la curación. Se ha demostrado en pruebas realizadas en escáneres que la
meditación produce una quietud que envuelve todo el cerebro.
Incluso
existen estudios que muestran como pacientes que además del tratamiento
recibían oración exterior (incluso sin saberlo) tenían menos complicaciones; o
que las personas hospitalizadas que nunca han asistido a servicios religiosos
permanece tres veces más tiempo que los que asisten regularmente; o que los
pacientes cardiovasculares que participan de alguna religión sobrevivían 14
veces más después de la cirugía.
La
revista “Cáncer” de la Sociedad Americana del Cáncer también publico en 2015 un
estudio en el que se demostraba que las relaciones entre la mejora de la salud,
en el caso de la oncología, y la espiritualidad era especialmente fuerte en
pacientes que experimentaban mayores relaciones emocionales en relación a la
religión como tener un propósito en la vida o la capacidad de integrar el
cáncer en sus creencias espirituales.
MONICA COSTA
Fuente:
Aleteia