Durante este tiempo especial de purificación, contamos
con una serie de medios concretos que la Iglesia nos propone y que nos ayudan a
vivir la dinámica cuaresmal
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Dominio público |
Asimismo,
también debemos intensificar la escucha y la meditación atenta a la Palabra de
Dios, la asistencia frecuente al Sacramento de la Reconciliación y la
Eucaristía, lo mismo la práctica del ayuno, según las posibilidades de cada
uno.
La
mortificación y la renuncia en las circunstancias ordinarias de nuestra vida,
también constituyen un medio concreto para vivir el espíritu de Cuaresma. No se
trata tanto de crear ocasiones extraordinarias, sino más bien, de saber ofrecer
aquellas circunstancias cotidianas que nos son molestas, de aceptar con
humildad, gozo y alegría, los distintos contratiempos que se nos presentan a
diario. De la misma manera, el saber renunciar a ciertas cosas legítimas nos
ayuda a vivir el desapego y desprendimiento.
De entre las distintas prácticas cuaresmales que nos propone la Iglesia, la vivencia de la caridad ocupa un lugar especial. Así nos lo recuerda San León Magno: "Estos días cuaresmales nos invitan de manera apremiante al ejercicio de la caridad; si deseamos llegar a la Pascua santificados en nuestro ser, debemos poner un interés especialísimo en la adquisición de esta virtud, que contiene en si a las demás y cubre multitud de pecados".
Esta vivencia de la caridad debemos vivirla de manera
especial con aquél a quien tenemos más cerca, en el ambiente concreto en el que
nos movemos. Así, vamos construyendo en el otro "el bien más precioso y
efectivo, que es el de la coherencia con la propia vocación cristiana"
(Juan Pablo II).
Cómo vivir la Cuaresma
1. Arrepintiéndome de mis pecados y confesándome
Pensar en qué he ofendido a Dios, Nuestro Señor, si me
duele haberlo ofendido, si realmente estoy arrepentido. Éste es un muy buen
momento del año para llevar a cabo una confesión preparada y de corazón. Revisa
los mandamientos de Dios y de la Iglesia para poder hacer una buena confesión.
Ayúdate de un libro para estructurar tu confesión. Busca el tiempo para
llevarla a cabo.
2. Luchando por cambiar
Analiza tu conducta para conocer en qué estás
fallando. Hazte propósitos para cumplir día con día y revisa en la noche si lo
lograste. Recuerda no ponerte demasiados porque te va a ser muy difícil
cumplirlos todos. Hay que subir las escaleras de un escalón en un escalón, no
se puede subir toda de un brinco. Conoce cuál es tu defecto dominante y haz un
plan para luchar contra éste. Tu plan debe ser realista, práctico y concreto
para poderlo cumplir.
3. Haciendo sacrificios
La palabra sacrificio viene del latín sacrum-facere,
que significa "hacer sagrado". Entonces, hacer un sacrificio es hacer
una cosa sagrada, es decir, ofrecerla a Dios por amor. Hacer sacrificio es
ofrecer a Dios, porque lo amas, cosas que te cuestan trabajo. Por ejemplo, ser
amable con el vecino que no te simpatiza o ayudar a otro en su trabajo. A cada
uno de nosotros hay algo que nos cuesta trabajo hacer en la vida de todos los
días. Si esto se lo ofrecemos a Dios por amor, estamos haciendo sacrificio.
4. Haciendo oración
Aprovecha estos días para orar, para platicar con
Dios, para decirle que lo quieres y que quieres estar con Él. Te puedes ayudar
de un buen libro de meditación para Cuaresma. Puedes leer en la Biblia pasajes
relacionados con la Cuaresma.
Fuente: ACI