«MIS DIEZ HIJOS HAN VENIDO TODOS CON UN PAN BAJO EL BRAZO»

Esther Moya es la madre de una familia numerosa de Cuenca con categoría especial, de las que solo hay unas 850 en España

La familia Muñoz-Moya, con los padres Esther y Ángel en el centro, 
y sus diez hijos alrededor - EFE
«Mis diez hijos han venido todos con un pan bajo el brazo». Así lo asegura Esther Moya, una madre conquense de diez vástagos -el último de ellos, Matías, con tan solo cinco días de vida- que lucha contra las cifras tan bajas de natalidad en España y, para más inri, en una de las provincias más castigadas por la despoblación, como es la de Cuenca.

Esta numerosísima familia es una de las más de 850 de toda España que cuenta con este título de categoría especial -por tener ocho o más niños-, según un informe de 2018 del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. 

Unas cifras que contrastan con los datos tan bajos de natalidad en el país, donde en la última década los nacimientos han caído casi un 30%, el número de hijos por mujer ha disminuido y se ha retrasado la edad de maternidad hasta el punto de que ha aumentado un 63% el número de madres con 40 años o más.

Esther, de 43 años, tuvo a su décimo hijo, Matías, el pasado domingo, 29 de diciembre, en el Hospital Virgen de la Luz de Cuenca. Pudo dar la bienvenida al 2020 ya en casa, rodeada de su marido, Ángel Muñoz, y de sus otros nueve hijos (Israel, Juan, Rebeca, Miguel, María, Pedro, Santiago, Isabel y Carmen), nacidos todos ellos de parto natural y a los que separan 16 años desde el mayor de todos al recién nacido.

«Siempre nos miran como si fuéramos superhéroes y nos preguntan cómo hacemos; yo respondo que no soy ninguna supermamá, sino una mujer normal, y con muchas debilidades además», afirma Esther a ABC. «La clave del éxito -apunta- es saber organizarse en función de las necesidades de cada día, como cualquier familia. Los niños se ponen malos, tenemos reuniones en el colegio y tenemos que atender a mil cuestiones, pero hay días que puedes con todo y otros que no puedes con nada».

No obstante, la madre de esta familia conquense asegura que «desde el primer hijo hasta el décimo siempre tienes miedos, por la salud, por quedarte en paro u otras circunstancias, pero a nosotros, afortunadamente, no nos ha faltado nunca nada». Ángel trabaja como auxiliar de farmacia y Esther colabora con Adevida Cuenca, asociación en la que ella ofrece a otras mujeres su experiencia en el cuidado de los hijos, la economía familiar y el hogar.

Este matrimonio es un claro ejemplo de conciliación, ya que ambos trabajan y echan una mano en casa con las tareas domésticas. «Ángel hace honor a su nombre. Tengo la suerte de contar con un esposo maravilloso, que es muy organizado, y donde no llego yo, llega él», destaca Esther. De este modo, cuenta que, gracias a él, los niños se levantan y hacen sus camas, llegan puntuales al colegio y luego hacen sus tareas por la tarde.

Así es cómo transcurre, a grandes rasgos, el día a día de esta familia numerosa que realiza las actividades extraescolares conjuntamente entre todos, ya sea en un parque o en el hogar, menos los viernes, día que acuden por la tarde a la piscina. «Y, cuando llega la noche, todos caemos rendidos en nuestras camas», comenta entre risas la madre de la casa.

Trabajo en Adevida

Esther relata que en su trabajo en Adevida ella se ha encontrado con mujeres embarazadas y muertas de miedo por tener un hijo en circunstancias muy difíciles. Desde esta organización dan formación a esas madres, les enseñan a organizarse y les ayudan económicamente en todo lo que pueden. «La experiencia que yo he podido aportarles -manifiesta- ha servido para que muchos niños salgan adelante. Esto es algo de lo que estoy muy orgullosa porque ninguna de las chicas que han dado a luz se ha arrepentido; y creo que sus vidas han cambiado a mejor, ya que tener un hijo es un regalo. Al final, cuando tienes a tu bebé en brazos, todo se ve de otro color».

Y si en el futuro, alguna de sus cuatro hijas decidiera no tener hijos o abortar, ¿cómo reaccionaría?

Les ayudaría para que decidieran lo mejor para ellas y, si se quedaran embarazadas, les haría ver que la vida que llevan dentro les pertenece pero, a la vez, no. En cualquier caso, como madre, yo les apoyaría en todo lo que decidieran. Entiendo que muchas mujeres que han pasado por situaciones traumáticas y muy duras decidan abortar, pero me gustaría que un profesional -una matrona o un asistente social- aconsejara como es debido a mi hija o a cualquier otra mujer.

El factor económico, a la hora de tener un niño, condiciona muchas cosas también, pero al final es cuestión de organizarse porque hay meses que surgen imprevistos, como el hecho de que se te rompa la lavadora o haya que arreglar una avería del coche, dice Esther. Aun así, en su opinión, «si te sabes organizar, ajustando el presupuesto de las comidas, de la ropa o de otras cosas, se puede salir adelante, ya que muchas veces da igual hacer una olla para que coman cinco bocas o diez».

Por eso, cuando se le pregunta por los bajas cifras de natalidad en España, ella lo tiene claro: «A veces se piensa que tener un hijo es lo peor que te puede pasar porque te roba mucho tiempo, ya sea para viajes u otras cosas, o porque, profesionalmente, tienes miedo a perder tu estatus. Desde mi experiencia, yo puedo decir que teniendo un hijo recibes más de lo que te quita; y te cambia la vida a mejor. Pero, si te parece, dentro de unos años, volvemos a hablar».

En cualquier caso, esta madre de familia numerosa respeta la decisión de muchas parejas de ahora de no querer o no poder tener hijos debido a la difícil situación económica y laboral que viven. «Es respetable porque es una decisión muy personal. En mi caso, yo tuve dos hijos en plena crisis, cuando no estaba trabajando, e íbamos muy justos, pero para nosotros fue una alegría igualmente. Yo les diría que no tengan miedo y les animaría siempre a tener hijos».

Los Muñoz-Moya descansan estos días en su casa de Cuenca, donde Matías y sus nueve hermanos esperan ansiosos la llegada de los Reyes Magos en la noche del 5 al 6 de enero. Con esta familia numerosísima tendrán trabajo a buen seguro. «Este año hemos tenido que escribir la carta más tarde por el parto de Matías, pero a mis hijos, sobre todo a Pedro, el sexto, les gustan las sorpresas y sus majestades de Oriente siempre son muy generosos», dice esta supermamá con una sonrisa en la boca.

Mariano Cebrián

Fuente: ABC