Firmeza
sostenida
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
En
el estudio, leí un párrafo que me llamó mucho la atención, así que busqué
rápidamente mi portaminas para subrayarlo.
Apreté
el pulsador para que saliese la mina, puse la regla debajo de aquella frase
y... nada. En el papel no quedó ninguna marca.
¡Qué
extraño! ¡Pero si yo había sacado la mina!
Volví
a presionar el pulsador, cerciorándome que la mina salía pero, en cuanto rozó
el papel, ¡volvió a esconderse!
No
pude evitar sonreír: ¡ya sabía qué pasaba! La mina se estaba agotando, ¡era
demasiado pequeña! Cuando salía por la punta, quedaba en el aire, sin que el
mecanismo la sujetase.
Evidentemente,
no iba a tirarla... ¡esto tiene fácil solución! Metí una mina nueva, de forma
que empujase a la pequeña y le hiciese de tope. ¡Ya podía seguir subrayando!
Orando
esto, me he dado cuenta de que muchas veces podemos sentirnos así: una mina
corta, demasiado pequeña como para escribir nada.
Y,
es verdad, una mina pequeña no puede sola. Necesita apoyarse en la grande. Esa
mina grande es la que, siendo igual a ella, la sostiene.
Jesucristo
sabía esto. Sabe que necesitamos esos apoyos. Por eso no ha querido que
caminemos en solitario: nos pone personas, minas más grandes, a nuestro lado,
para que podamos sentirnos sostenidos por alguien igual a nosotros, que pasa
las mismas luchas, y que tiene el mismo deseo de vivir del Señor.
Dicen
que “Jesucristo siempre se acerca con pasos de persona conocida”. En efecto,
¿cuántas veces has sentido que era el Señor quien te hablaba a través de esa
persona que tanto te ayuda?
Una
mina más grande, sí, pero igual que tú, que ha sido tu apoyo... ¡para seguir
siendo un lápiz en manos del Señor!
Hoy
el reto del amor es orar por esa persona que sostiene tu fe. Te invito a que,
en tu oración, dediques un ratito especial a poner en manos del Señor a ese
sacerdote, religiosa, catequista, padre, madre, amiga, hermano... Pídele a
Cristo que le cuide y le regale seguir siendo dócil instrumento en Sus manos.
Aunque te sientas una mina muy pequeña, ¡te aseguro también tu oración le
sostiene!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma