Sin los demás, yo no lo podría ver
Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Ayer, durante
la mañana, recibimos varios mensajes. Eran de diferentes personas, pero todos
comentaban lo mismo: “He ido a leer el reto de hoy y aparece el de ayer…”, “No
está colgado en la web”.
En cuanto
pudimos, lo publicamos nuevamente. ¡Un error lo comete cualquiera! Sin embargo,
no nos habríamos dado cuenta si no fueran otros los que nos avisan.
Me encantó el
ejemplo porque, cuando una persona te dice “No me ha llegado el reto”, expresa
a la vez su deseo de recibirlo, su cariño, su aprecio por lo que hacemos. Y con
todo ello detrás, ¿cómo no acudir rápidamente a su petición?
Aquel sencillo
ejemplo me sirvió para redescubrir que yo sola no puedo ver mis fallos ni mis
despistes. Son los demás los que los ven; necesito a los demás para ver toda la
realidad. Pero también sé, por experiencia, que siempre hay dos opciones: no
decir nada o hablarlo con naturalidad y sencillez. Uno es el camino fácil y el
otro, el difícil.
Pero veía claro
que el Señor nos regala un arma para poder recorrer el buen camino: el Amor. El
Amor lo transforma todo: es como el fuego que prende en la madera y la
convierte en fuego; es como la luz que acaba con la oscuridad; es como la
lluvia que empapa la tierra y la hace germinar…
Solo el Amor
genera un clima que nos permite abrirnos a que los demás nos puedan decir las
cosas, y solo cuando hemos experimentado esa libertad nos hacemos conscientes
de buscar el bien del otro de la misma manera.
Cristo ha
inaugurado una nueva creación, para hacernos hijos de Dios en Él, para que
podamos amarnos como Él nos ama, para que podamos comenzar a vivir ya aquí el
cielo en la tierra. Y para ello, ha clavado nuestro pecado en la cruz y ha
muerto por nosotros. Para que resucitemos con Él a esta vida nueva que nos
ofrece.
Hoy, el reto
del amor es buscar el bien del otro.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
11 enero 2025
Fuente: Dominicas de Lerma