La oración cristiana es un eco dado a la Palabra de Dios, una respuesta dada al Don de Dios. Es por eso que tiene siempre (o debería tener) un tono de adoración y de acción de gracias
Demasiadas
oraciones son tristes: lista agotadora de preguntas, preocupaciones,
lamentaciones … Nos miramos y tomamos a Dios como testigo. Haríamos mejor en
mirarlo, a Él, y decirle que estamos maravillados por su presencia
Amenudo oramos a partir de nuestros estados
de ánimo, con los altibajos de nuestra vida psíquica, que confundimos con la
vida espiritual. ¿Y si orásemos a partir de su corazón a Él? ¡Vamos! Pongamos
un poco de objetividad en nuestra oración.
Él, “me ha
amado y se ha entregado a sí mismo por mí”, dice san Pablo (Ga 2:20). “Dios
es más grande que nuestro corazón”, dice san Juan (1 Jn 3:20). Dios está ahí,
¿qué efecto nos hace?
“¡Gracias Señor!”
“Lo que
hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que hemos
contemplado y lo que han tocado nuestras manos” (1 Jn 1, 1): este es el verdadero punto
de partida para la oración.
Juan Pablo II ejerció su ministerio petrino con incansable espíritu misionero, dedicando todas sus energías, movido por la "sollicitud...
PAPA FRANCISCO
CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA
OBISPO DE SEGOVIA
VIRGEN MARÍA
TESTIMONIOS DE FE
VISITA COMUNIDADES CRISTIANAS DE ZIMBABWE
ARTE AFRICANO DIÓCESIS DE GOKWE EN ZIMBABWE
LO HUMANO Y DIVINO
Dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los ganados y los reptiles de la tierra». Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los creó. (Génesis, 1,26-27)