A
menudo son los más débiles los que llevan el mensaje de salvación más
importante
En
el día en el que la Iglesia celebra la fiesta litúrgica de la conversión de San
Pablo, Apóstol de los gentiles, el Papa Francisco concluyó la Semana de Oración
por la Unidad de los Cristianos rezando las II vísperas en la Basílica de San
Pablo Extramuros en Roma, junto al Metropolita Gennadios, representante del
Patriarcado ecuménico, Su Gracia Ian Ernest, representante personal en Roma del
Arzobispo de Canterbury, y un grupo de estudiantes ortodoxos. "Sin
cansarnos nunca, sigamos rezando para invocar a Dios el don de la plena unidad
entre nosotros", pidió el Pontífice.
La
tarde del 25 de enero, día en el que Iglesia celebra la fiesta litúrgica de la
conversión del Apóstol San Pablo, el Papa Francisco celebró las II vísperas en
la Basílica de San Pablo Extramuros, en Roma, y concluyó la Semana de
Oración por la Unidad de los Cristianos que este año lleva como tema “Nos
trataron con amabilidad”, palabras tomadas del libro de los Hechos de los
Apóstoles en referencia al naufragio del Apóstol Pablo quien, durante su
viaje a Roma siendo ya prisionero, llega junto al resto de compañeros de
navegación a las costas de Malta, donde fueron "recibidos con amabilidad,
con una humanidad poco común".
Dios desea ardientemente
la unidad entre los cristianos
Un
relato que refleja cómo ante la dificultad de la tormenta que los hace navegar
a la deriva durante varios días, el Apóstol no pierde las esperanzas de
sobrevivir y alienta a sus compañeros a seguir hacia delante con la confianza
de que "Dios quiere que todos se salven". (Hechos 27:24).
Esta
narración -explicó el Papa- habla también de nuestro camino ecuménico,
orientado hacia la unidad que Dios desea ardientemente, ya que en primer lugar,
"nos dice que los débiles y vulnerables, los que tienen poco que ofrecer
materialmente, como Pablo, pero que han encontrado su riqueza en Dios pueden
dar mensajes preciosos para el bien de todos".
Los más débiles llevan el
mensaje de salvación más importante
En
este sentido, el Santo Padre invitó a pensar en las comunidades cristianas
marginadas y perseguidas. "Como en la historia del naufragio de Pablo, a
menudo son los más débiles los que llevan el mensaje de salvación más
importante. Porque a Dios le ha gustado así: salvarnos no con la fuerza del
mundo, sino con la debilidad de la Cruz (cf. 1 Cor 1,20-25).
Por
otra parte, Francisco señaló que el relato de los Hechos nos recuerda un
segundo aspecto: la prioridad de Dios es la salvación de todos. "Este es
el punto en el que el Apóstol insiste. "Es una invitación a no dedicarnos
exclusivamente a nuestras comunidades, sino a abrirnos al bien de todos, a la
mirada universal de Dios, que se encarnó para abrazar a todo el género humano,
y murió y resucitó para la salvación de todos. Si, con su gracia, asimilamos su
visión, podemos superar nuestras divisiones".
Aprendamos a ser más
hospitalarios
Por
último, el Papa hizo hincapié en un tercer aspecto que emana de la narración y
que ha estado en el centro de esta Semana de Oración por la Unidad de los
cristianos: la hospitalidad.
San
Lucas, en el último capítulo de los Hechos de los Apóstoles, dice que los
habitantes de Malta recibieron a los náufragos "con amabilidad", o
"con una humanidad poco común". Es por ello que a partir de esta
Semana de Oración el Pontífice exhortó a "aprender a ser más
hospitalarios", en primer lugar "entre nosotros los cristianos",
y también entre hermanos y hermanas de diferentes confesiones.
La
hospitalidad- aseveró Francisco- pertenece a la tradición de las comunidades y
familias cristianas. Nuestros ancianos nos han enseñado con el ejemplo que en
la mesa de una casa cristiana siempre hay un plato de sopa para el amigo que
pasa o el necesitado que llama a la puerta. Y en los monasterios el huésped es
tratado con gran respeto. ¡No perdamos, al contrario, revivamos estas costumbres
que tienen sabor a Evangelio!, alentó el Papa.
Sigamos rezando por el don
de la unidad
Antes
de concluir su homilía, el Santo Padre dirigió un saludo cordial y fraterno a
Su Eminencia el Metropolita Gennadios, representante del Patriarcado ecuménico,
a Su Gracia Ian Ernest, representante personal en Roma del Arzobispo de
Canterbury, y a todos los representantes de las distintas Iglesias y
Comunidades eclesiales reunidas en la Basílica de San Pablo Extramuros.
Asimismo,
dedicó unas palabras especiales de agradecimiento a los estudiantes del
Instituto ecuménico de Bossey, que visitan Roma para profundizar en el
conocimiento de la Iglesia católica, y a los jóvenes ortodoxos y ortodoxos
orientales que estudian en Roma becados por el Comité para la colaboración
cultural con las Iglesias ortodoxas, que trabaja en el Pontificio Consejo para
la promoción de la unidad de los cristianos. "Juntos, sin cansarnos nunca,
sigamos rezando para invocar a Dios el don de la plena unidad entre
nosotros", puntualizó Francisco.
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del Vaticano
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