LA MAFIA MATÓ A SU HERMANO Y AHORA EVANGELIZA EN LA CÁRCEL CONVIRTIENDO A LOS LÍDERES DE LA CAMORRA

Apenas siete años después de la muerte violenta de su hermano pequeño fue cuando comenzó a hablar de Dios a los presos

Giuseppe Miele va a las escuelas y a las cárceles para hablar
del perdón y la misericordia
De víctima de la Camorra y sus crímenes a convertirlos en la cárcel llevándoles a Jesucristo a través de la Iglesia. Esta es la misión a la que se ha visto llamado Giuseppe Miele tras el asesinato de su hermano Pasquale hace treinta años por este grupo de la mafia y que todavía no ha juzgado a los culpables.

Él no se siente como un héroe. Como muchos parientes de víctimas inocentes, él no busca focos. Lleva una vida sencilla y modesta, con una familia unida junto a su esposa y sus cinco hijos, uno de ellos llamado Pasquale. 

"Mi viaje de fe me ayudó"

Sin embargo, este italiano no ha tenido que esperar a que los jueces hagan justicia para perdonar a quienes mataron a su querido hermano. “Mi viaje de fe me ayudó”, explica en una de las muchas charlas que da en las escuelas cuando recuerda aquel momento para concienciar a los niños de los riesgos de coquetear con los grupos mafiosos y de cómo el perdón puede cambiar la existencia de víctimas y asesinos.

De hecho, Giuseppe ha sido capaz de llevar este mismo perdón a las cárceles, especialmente a la de Secondigliano, situada en Nápoles en el considerado como uno de los barrios más peligrosos de toda Europa. Allí habla de Dios, de la misericordia y el perdón que Él ofrece, también a los miembros de la Camorra, la organización que asesinó a su hermano. “Lo hago por él. Así que Pasquale sigue vivo, a pesar de ese terrible día”, relata al diario italiano Avvenire.

Un asesinato olvidado por la Justicia

Todo ocurrió un 6 de noviembre de 1989 en una noche tormentosa en Grumo Nevano, un pequeño pueblo al norte de Nápoles. La familia Miele, pequeños empresarios textiles, estaban reunidos frente al televisor, y debido al ruido de los truenos no escucharon los disparos que provenían de la calle.  Y entonces una bala impactó en el cuello de Pasqual debido a la cual se desangró hasta la muerte en tan sólo unos minutos. Fue asesinado por decir 'no' a la extorsión de la mafia. Tenía solo 27 años, estaba prometido y se iba a casar en siete meses. el matrimonio ya se estableció para siete meses después.

Esta era una más de las víctimas inocente de las mafias, uno de los más de mil nombres que se leen cada 21 de marzo en muchas plazas italianas con motivo del Día de la Memoria y el Compromiso. Para el 75 por ciento de ellos no ha habido todavía justicia, como denunció una vez más el padre Luigi Ciotti en estas charlas en las escuelas. Y tampoco para Pasquale.

"Nadie vino a contarnos qué pasó esa noche. ¿Quién disparó? ¿Quién lo envió? Se culparon mutuamente, por lo que los culpables no fueron identificados. Ninguno. Así que el asesinato de mi hermano fue dejado de lado, olvidado”, cuenta.

"Hablo sobre el perdón"

Si los culpables no están en prisión al menos que su muerte sirva para ayudar a otros o impedir que haya jóvenes que caigan en las redes de la mafia. Y en prisión les habla de la redención. “Voy a hablar sobre el perdón, como lo hice en la corte  cuando fui llamado a testificar por primera vez", cuenta Giuseppe.

Apenas siete años después de la muerte violenta de su hermano pequeño fue cuando comenzó a hablar de Dios a los presos. “Dentro del Camino Neocatecumenal acepté la invitación del capellán de Secondigliano para enseñar catequesis a los prisioneros. Primero en la enfermería, luego en los distintos pabellones, incluso entre los camorristas”, relata.

Al principio no fue fácil. “Hicimos una catequesis sobre el perdón pero no atendieron mucho. Entonces el capellán me pidió que contara la historia de mi hermano. No se escuchaba ni el vuelo de una mosca”.

Los camorristas tocados por su testimonio de fe

Los reclusos escucharon atentamente al joven que recordaba el asesinato de su hermano pero que a la vez hablaba del perdón a sus asesinos. Y esas palabras dejaron huella en muchos presos. Incluso en los jefes de la Camorra que cumplían condena.

"Al final, un líder (de la Camorra) de la zona se paró y me dijo: 'Esperemos que antes de salir de aquí el Señor me haga saber lo que tengo que hacer'. Quería vengarse por el asesinato de un miembro de su familia, pero mi historia de perdón, a pesar de la muerte de Pasquale, había puesto en duda sus certezas”, cuenta. "Ven aquí y háblame del perdón...”, le dijo este líder camorrista.

Esos encuentros, las palabras de Giuseppe y su perdón verdadero habían cambiado la vida de muchos de estos camorristas. “Solo tiramos la semilla, entonces es el Señor quien recoge la cosecha”, afirma este católico.

Javier Lozano

Fuente: ReL