Al
final de la mañana de este 10 de noviembre, el Papa Francisco ha realizado en
la Plaza de San Pedro la reflexión previa a la oración del Ángelus. “Dios no es
el dios de los muertos, sino de los vivos; porque todos viven por él”, afirmó
Esta
mañana, el Papa Francisco, reunido con los peregrinos en la Plaza de San Pedro,
reflexionó sobre el Evangelio de Lucas 20, 27-38, que “nos ofrece una
maravillosa enseñanza de Jesús sobre la resurrección de los muertos”.
El
Papa describe la situación en la que se ve implicado Jesús: “es interrogado por
algunos saduceos, los cuales no creían en la resurrección y por lo tanto lo
provocan con una pregunta insidiosa. Se trata de un caso paradójico, basado en
la Ley de Moisés: ¿de quién será esposa, en la Resurrección, una mujer que tuvo
siete maridos sucesivos, todos hermanos entre sí, que murieron uno tras otro?”.
La
respuesta de Jesús, afirma el Papa, le permite no caer en la trampa “y responde
que los resucitados en el más allá ‘no toman ni mujer ni marido: porque, de
hecho, no pueden morir más, porque son iguales a los ángeles y, porque son
hijos de la resurrección, son hijos de Dios’ (vv. 35-36)”.
La vida pertenece a Dios
Francisco
profundiza afirmando: “Con esta respuesta, Jesús invita en primer lugar a sus
interlocutores – y a nosotros también – a pensar que esta dimensión terrena en
la que vivimos ahora no es la única, sino que hay otra, ya no sujeta a la
muerte, en la que se manifestará plenamente que somos hijos de Dios. Es un gran
consuelo y esperanza escuchar esta palabra sencilla y clara de Jesús sobre la
vida más allá de la muerte; la necesitamos mucho sobre todo en nuestro tiempo,
tan rico en conocimientos sobre el universo, pero tan pobre en sabiduría sobre
la vida eterna”.
“Jesús
responde que la vida pertenece a Dios, que nos ama y se preocupa tanto por
nosotros, hasta el punto de vincular su nombre al nuestro: es “el Dios de
Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”. Dios no es el dios de los
muertos, sino de los vivos; porque todos viven por él”. (vv. 37-38).
La vida subsiste donde hay
vínculo, comunión y fraternidad
El
Papa prosigue: “Aquí se revela el misterio de la resurrección, porque se revela
el misterio de la vida: la vida subsiste donde hay vínculo, comunión, fraternidad;
y es una vida más fuerte que la muerte cuando se construye sobre relaciones
verdaderas y vínculos de fidelidad. Por el contrario, no hay vida si se tiene
la presunción de pertenecer sólo a uno mismo y vivir como islas: en estas
actitudes prevalece la muerte”.
Finalizó
la reflexión pidiendo “Que la Virgen María nos ayude a vivir cada día en la
perspectiva de lo que afirmamos en la parte final del Credo: “Espero la
resurrección de los muertos y la vida del mundo que vendrá”.
Manuel
Cubías – Ciudad del Vaticano
Vatican
News