El santuario
de Schoenstatt de Pozuelo de Alarcón (Madrid) celebra sus bodas de oro con un
Jubileo «para todos» en el que poder ganar la indulgencia plenaria
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schoenstattpozuelo.com
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«El Jubileo que vamos a celebrar providencialmente
conecta con el Año Mariano que acabamos de vivir en Madrid. Es una concreción
de la riqueza de la espiritualidad mariana de los madrileños», explica la
hermana Rocío García, de Schoenstatt, al hilo del Jubileo que celebra este fin
de semana el santuario de Pozuelo a los 50 años de su fundación.
«Fue un deseo personal del padre Kentenich»,
fundador del movimiento de Schoenstatt, explica Rocío, «pues pensaba que
Schoenstatt se iba a enriquecer mucho con la piedad mariana española y al mismo
tiempo podría complementar esta piedad para que calase aún más en la vida de
los españoles».
Y así ha sido. En los últimos 50 años han pasado
por el santuario de Pozuelo –uno de los tres que hay en España, junto al de
Madrid y el de Barcelona– miles de personas y familias que han ido a buscar
allí lo que su corazón pedía. «Todo el que pasa por la puerta acaba entrando, y
vienen muchos que han oído hablar de él, personas que quieren rezar con
tranquilidad, o quieren confiarle a Cristo y a María algo más particular… Es un
santuario para toda la Iglesia de Cristo», afirma la hermana Rocío.
Lo que empezó hace 50 años en un apartado terreno
baldío en mitad del monte, hoy es un lugar en el que, «en cada momento del día,
es posible decir: “Madre, nada sin ti, nada sin nosotros”. Porque Ella pone
todo lo suyo y recibe todo lo nuestro», explica.
Con este Jubileo, «en realidad, más que un evento
celebramos a la persona de María, el regalo que Cristo nos vuelve a hacer una
vez más desde que nos la regaló por primera vez desde lo alto de la Cruz».
Este regalo, en
Schoenstatt, consiste en lo que la hermana Rocío denomina con humor «la
especialidad de la casa», es decir, «las tres gracias de la alianza con María»:
la gracia del «arraigo espiritual», por el que «podemos sentirnos cobijados y
seguros como Ella en el corazón de Dios»; la gracia de «la transformación
interior», porque «hay muchas cosas que solos no podemos hacer en nuestra vida
diaria, pero con Cristo sí, ya que él transforma nuestra agua en la gracia que
necesitamos»; y, por último, la gracia del «envío a la misión», empezando «por
los que tenemos más cerca para llevar a Cristo a todos los lugares y a todas
las personas con las que nos encontramos».
Todo esto es lo que cualquiera puede recibir en el
santuario de Pozuelo, que estos días vivirá «un Jubileo para todos, para todo
el que llegue y quiera ser educado por la Virgen para llevar a Cristo al mundo
de hoy», concluye.
El Jubileo comienza el viernes 18 a las 18:00 horas
con una Misa a la que seguirá una adoración toda la noche. El cardenal Osoro
presidirá la Eucaristía el sábado a las 12:00 horas, y luego habrá una comida y
un festival por la tarde. Y el domingo hará Misa a las 10:00 y a las 13:00
horas. Durante estos tres días se podrá ganar la indulgencia plenaria,
cumpliendo las condiciones para ello establecidas.
Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Fuente: Alfa y
Omega