EL PAN DE CADA DÍA
II. El pan de vida.
III. Fe para comer este
nuevo pan del Cielo. La Sagrada Comunión.
«Habiéndose reunido una
gran muchedumbre, comenzó a decir: «Esta generación es una generación perversa;
busca una señal y no se le dará otra sino la señal de Jonás.
Porque, así como Jonás fue señal para los habitantes de Nínive, del mismo modo lo será también el Hijo del Hombre para esta generación. La reina del Mediodía se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y los condenará; porque ella vino de los extremos de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, pero mirad que aquí hay algo más que Salomón. Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio contra esta generación y la condenarán, porque ellos hicieron penitencia ante la predicación de Jonás; pero mirad que aquí hay algo más que Jonás» (Lucas 11, 29-32).
Porque, así como Jonás fue señal para los habitantes de Nínive, del mismo modo lo será también el Hijo del Hombre para esta generación. La reina del Mediodía se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y los condenará; porque ella vino de los extremos de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, pero mirad que aquí hay algo más que Salomón. Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio contra esta generación y la condenarán, porque ellos hicieron penitencia ante la predicación de Jonás; pero mirad que aquí hay algo más que Jonás» (Lucas 11, 29-32).
I. Pedir a nuestro Padre
Dios solamente el pan para hoy significa que tendremos un nuevo encuentro con
Él el día de mañana. El Señor nos enseñó a pedir en la palabra pan todo lo que
necesitamos como hijos de Dios: fe, esperanza, amor, alegría, alimento para el
cuerpo y para el alma, fe para ver en los acontecimientos diarios la voluntad
de Dios, corazón grande para comprender y ayudar a todos... El pan es el
símbolo de todos los dones que nos llegan de Dios (Éxodo 23, 25; Isaías 33,
16).
Pedimos
aquí, en primer lugar, el sustento que cubra las necesidades de esta vida;
después, lo necesario para la salud del alma (CATECISMO ROMANO). Al pedir el
pan de cada día estamos aceptando que toda nuestra existencia depende de Dios,
al mismo tiempo que Él quiere que nunca olvidemos a nuestros hermanos,
especialmente los más necesitados.
II. Los Santos Padres no
sólo han interpretado este pan como el alimento material; también han visto
significado en él el Pan de vida, la Sagrada Eucaristía, sin la cual no puede
subsistir la vida sobrenatural del alma. La Comunión es el sagrado banquete en
el que Cristo se da a Sí mismo, es el pan con el que alimenta a los cristianos
en su camino hacia el Cielo.
No
está Cristo en nosotros después de comulgar como un amigo está en un amigo;
está “verdadera, real y substancialmente presente” en nosotros. Existe en la
Sagrada Comunión una unión tan estrecha con Jesús mismo que sobrepuja todo
entendimiento. Cuando digamos: Padre, danos hoy nuestro pan de cada día, nos
animará a comulgar con más frecuencia, y aun diariamente.
III. Oculto bajo los
accidentes de pan, Jesús espera que nos acerquemos con frecuencia a recibirle.
Son muchos los ausentes, y Jesús nos espera. Cuando le recibamos, podremos
decirle, con una oración que hoy se reza en la Liturgia de las Horas: Quédate
con nosotros, Señor Jesús, porque atardece; se nuestro compañero de camino,
levanta nuestros corazones, reanima nuestra débil esperanza (Oración de las II
Vísperas).
Hacemos
el propósito de preparar mejor la Comunión, con más fe y con más amor. Y
diremos con más devoción: Padre, “danos hoy nuestro pan de cada día; lo que
necesitamos para subsistir en el cuerpo y en el alma”. Mañana nos sentiremos
dichosos de pedir de nuevo a Dios que se acuerde de nuestra pobreza. Y Él nos
dirá: Omnia mea tua sunt (Lucas 15, 31), todas mis cosas son tuyas.
Textos basados en ideas de Hablar con Dios de F. Fernández Carvajal.
Fuente: Almudi.org