Ayer,
día 16, en el Día Mundial de la Alimentación, el Papa expresó al Director
General de la FAO sus preocupaciones frente a los 820 millones de personas
hambrientas, pero también pone en relieve los otros 700 millones con sobrepeso
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Día Mundial de la Alimentacióm, 16 de octubre |
El
Papa Francisco aprovecha la celebración de la Jornada Mundial de la
Alimentación para escribir una carta al señor Qu Dongyu, Director General de la
FAO y agradecer como cada año, esta organización de las Naciones Unidas, se
hace eco “del grito de tantos hermanos nuestros que siguen sufriendo las
tragedias del hambre y la malnutrición”.
Este
año la FAO ha propuesto como eslogan de su campaña 2019: “Nuestras acciones son
nuestro futuro. Una alimentación sana para un mundo #HambreCero”,
precisamente para responder a este grito de la humanidad. Un tema que el Papa
Francisco espera que este año ayude “a no olvidar que hay quienes todavía se
alimentan de una manera poco saludable” ha escrito en su carta.
“Vemos
cómo la comida deja de ser medio de subsistencia para convertirse en cauce de
destrucción personal. Así, frente a los 820 millones de personas hambrientas,
tenemos al otro lado de la balanza casi 700 millones de personas con sobrepeso,
víctimas de hábitos alimenticios inadecuados” escribe el Pontífice, expresando
su preocupación por aquellos que comen “poco y mal”, “copiando modelos
alimenticios de las áreas desarrolladas”. Además advierte de las patologías
vinculadas por causa de la malnutrición, tales como “la diabetes, enfermedades
cardiovasculares y otras formas de enfermedades degenerativas”.
Necesaria
conversión en nuestros modos alimenticios
Frente
a esto, el Papa considera necesaria “una conversión de nuestro modo de actuar”:
“los trastornos alimentarios sólo se pueden combatir cultivando estilos de vida
inspirados en una visión agradecida de lo que se nos da, buscando la templanza,
la moderación, la abstinencia, el dominio de sí y la solidaridad”. También
considera que esta conversión debe ir dirigida hacia el cultivo de una relación
saludable “con nosotros mismos, con nuestros hermanos y con el entorno en el
que vivimos” y explica que para asimilar esta forma de vida “la familia tiene
un lugar principal”: “En el ámbito familiar, y gracias a la sensibilidad
femenina y materna, se aprende a disfrutar el fruto de la tierra sin abusar de
él y se descubren las mejores herramientas para difundir estilos de vida
respetuosos del bien personal y colectivo”.
Escasez de alimentos vs
desperdicio de comida
En
su carta, el Papa también ha denunciado lo “cruel, injusto y paradójico” que es
el saber que hoy en día hay alimentos para todos y, sin embargo, “no todos
tengan acceso a ellos”. También denuncia que existan regiones del mundo en las
que la comida “se desperdicia”, “se desecha”, “se consume en exceso” o “se
dedican alimentos a otros fines que no son alimenticios” y propone como salida
de eta espiral “impulsar instituciones económicas y cauces sociales que
permitan a los más pobres acceder de manera regular a los recursos básicos”.
Poner a la persona humana
en el centro
Al
final de su carta al Director General de la FAO, Francisco expresa que mientras
prevalezca exclusivamente la lógica del mercado y se busque sólo la ganancia a
toda costa, la lucha contra el hambre y la desnutrición no cesará y explica que
la primera preocupación ha de ser siempre la persona humana: “Cuando se ponga a
la persona humana en el lugar que le corresponde entonces las operaciones de
ayuda humanitaria y los programas destinados al desarrollo tendrán una mayor
incidencia y darán los resultados esperados”.
Mireia
Bonilla – Ciudad del Vaticano
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