Misioneros
por el mundo
Hola,
buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Durante
tres días hemos tenido con nosotras a un hermano nuestro, un fraile dominico,
que está en misión en el otro lado del mundo, en una isla llamada Timor
(Indonesia).
Cuando
viaja a España, viene a compartirnos cómo viven la misión, cómo evangelizan
aquellas tierras, y así él también aprovecha a tener unos días de descanso y
oración.
Esta
vez me impactó muchísimo cuando nos contaba que, en todos los destinos que le
han tocado (Japón, Corea, Timor...), lo que más le ha costado siempre han sido
los 3 años que tarda en aprender el nuevo idioma.
Por
la tarde, en la oración, me di cuenta de que a mí, al entrar en el monasterio
me sucedió lo mismo: ¡tuve que aprender el nuevo idioma! Sí, porque, aunque
todas hablamos castellano, me di cuenta de que tenía que aprender un nuevo
idioma: el idioma de la entrega, el idioma del Amor. Hasta entonces siempre
había vivido como una persona normal, y hasta me creía entregada, pero en
realidad la mayoría del tiempo vivía más para mí misma.
Y
es que es cierto que, cuando te cambia la vida, es cuando la entregas del todo.
Cuando
comienzas el camino de tu vocación, cuando dices el “sí, quiero” a otra
persona, dejas de vivir para ti solo, y comienzas una vida juntos; cuando te
ordenan sacerdote, ya no solo eres responsable de ti mismo, sino que, de golpe,
te hacen padre de muchos; cuando entras en un monasterio, ya no eres uno, sino
una familia de hermanas, o cuando comienzas cualquier vocación... ¡te das
cuenta de que hay un nuevo idioma que aprender!
Y
ese idioma solo se puede aprender por medio del amor, pues nada mueve a
entregarse si no es por Amor. Este es el único idioma que habla Jesús, pues Él
se entregó y se entrega del todo cada día por ti, porque te ama. Para que,
entregándote toda Su vida, puedas tú también entregarla por Él.
Y,
aunque a veces nos parece inalcanzable, en realidad es un lenguaje de
enamorados: en-Amor-dados
Hoy
el reto del amor es volverte a enamorar. Vuelve al primer amor, a lo que te
hizo dejarlo todo y seguir a Cristo; al amor que te hizo saber que ella o él
era la persona de tu vida; vuelve a traerlo a la memoria y exprésaselo a la
otra persona para que volváis a experimentar qué feliz se está cuando se vive
enamorado.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma