¿Qué
referencias tienes?
Hola,
buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Nuestra
forma de comer es algo diferente a una casa normal. Nuestro comedor, que
llamamos ‘refectorio’, es una sala enorme, donde las mesas están colocadas en
forma de “U”.
Mientras
comemos, una hermana está leyendo. Las dos primeras que terminan de comer se
reparten: una sustituye a la que estaba leyendo; la otra comienza a recoger
platos y a llevarlos hasta la cocina, donde están la cocinera y la encargada de
ayudar a fregar.
Me
ha impactado mucho algo que ha sucedido. Una hermana comenzó un día a recoger
de una forma distinta. Cogía el carro (y hasta aquí era igual que todas), pero
comenzó a separar los residuos, los cubiertos y los platos, de manera que, al
llegar a la cocina, les había ahorrado un paso a las hermanas encargadas.
Tras
ella, al día siguiente, otra comenzó a hacer lo mismo, y así sucesivamente. Y
me encantó ver cómo ha surgido sola la continuidad.
Ya
que todas pasamos por la cocina, todas hemos ido experimentando lo mucho que
alivia cuando te traen parte del trabajo hecho, justo a esas horas en que
llevas toda la mañana cocinando y sin apenas parar... ¡Ese gesto se convierte
en un regalo!
Me
daba cuenta de que cualquier detalle, cualquier servicio o entrega, si es
auténtico, es porque brota de nuestras vivencias propias: si cuando yo estaba
en la cocina este gesto me ayudó, brota en mí hacérselo a las demás; si me han
perdonado, se forma en mí un corazón que puede perdonar; si he llorado o reído,
podré comprender al que le sucede lo mismo... ¡Todos amamos por referencia,
todos necesitamos experiencia personal!
Pero,
a lo largo de la vida, nuestras referencias no han sido siempre las mejores.
Sin embargo, la Buena Noticia es que la mayor vivencia que podemos experimentar
es el Amor de Cristo: ¡Él es nuestra verdadera referencia! Y aún más que
referencia, porque, cuando nos sentimos perdonados por Él, nos capacita para
hacer lo mismo; cuando sentimos un toque de Su Amor, esta realidad transforma
nuestra vida. Él nos capacita para el amor, para poder entregarnos... ¡para la
felicidad!
Hoy
el reto del amor es que realices a alguien un gesto que sepas que a ti en su
día te hizo bien. Es la forma sencilla de entregarnos con todo el corazón:
partiendo del Don que has recibido. En la vida lo recibimos todo de Cristo,
para después darlo.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma