Un
plató en casa
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Hace
años, antes de entrar en el monasterio, recuerdo que estaba entusiasmada con mi
carrera. Había comenzado Comunicación Audiovisual, y cada una de las
asignaturas me parecía del todo apasionante.
Justo
en ese momento fue cuando Jesucristo se cruzó en mi camino, invitándome a dar
un giro en el guión que yo había pensado para mi vida. Solo Él sabe enamorar el
corazón hasta el fondo... y abandoné mi cámara a Sus pies.
Yo
pensaba que dejaba el mundo de los focos a mi espalda, ¡¡lo que jamás imaginé
es que el Señor me lo traería a mi monasterio, a mi casa!!
Admito
que me emocionó saber que hoy se retransmitiría la Eucaristía desde aquí. Me conformaba
con ver las cámaras de lejos... pero el Señor no se deja ganar en generosidad.
El
equipo técnico, que podría haber sido serio (al fin y al cabo, están
trabajando), resultó estar formado por personas amables, simpáticas,
¡dispuestas a todo! Y así, de pronto, me vi recibiendo clases particulares con
la realizadora, viendo los apuntes en el guión... ¡¡y hasta me invitaron a
subir a la cámara alta para que la probase!! (Así entre nosotros, subir ahí
arriba, por esa escalerilla, con vaqueros y deportivas, es pan comido; pero,
con zapatitos y hábito largo, ¡es una proeza no morir en el intento!).
Desde
ayer, hay una frase de Benedicto XVI que no se me va de la cabeza: “Jóvenes, no
tengáis miedo a abrir la puerta a Jesucristo. Él no te quita nada, y te lo da
todo”.
Lo
cierto es que siento que en mi vida eso ha sido la más pura verdad. Ha tenido
incluso el detalle de regalarme esta experiencia. Con Cristo, lo altamente
improbable, de pronto se hace posible. Incluso montar un plató en el
monasterio.
Es
verdad que “sus caminos son más altos que los nuestros, sus planes que nuestros
planes”... pero también es cierto que el Señor conoce a fondo tu corazón.
Buscará siempre tu bien. Como un padre bueno, te dará lo que necesitas y
evitará lo que te hace daño, pero... ¿qué clase de padre se limitaría a regalar
a sus hijos solo calcetines o ropa interior? El amor también se manifiesta en
el detalle que va más allá de lo estrictamente necesario.
Dice
la Palabra que a los israelitas, en el desierto, el Señor les dio el maná como
alimento. Pero dice también que era “pan a punto, de mil sabores, a gusto de
todos”. No solo les alimentó, ¡buscó también que disfrutasen!
Hoy
el reto del amor es que pongas tus deseos en manos de Cristo. Tal vez tenga que
“modelar” algunos, cambiar otros... pero estate seguro: Él no solo busca que
estés “bien”, ¡Cristo te quiere feliz! Hoy estate atento a los pequeños
detalles que van más allá de lo necesario, como una flor en tu camino, o el
canto de un pájaro... Y, si eres de los que quieren vernos pero tus
circunstancias no te permiten llegar a Lerma, ¡enhorabuena! Hoy el Señor
cumplirá tu deseo... ¡disfruta de esta Eucaristía retransmitida desde el
monasterio!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma